Absorbente thriller histórico que aborda los últimos años de Napoleón Bonaparte, uno de los mayores genios militares de la historia.
Confinado en la desapacible isla de Santa Helena, goza de ciertos privilegios e incluso vive mejor que los soldados ingleses que lo custodian, rodeado de un grupo de incondicionales que lo han seguido en exilio, y que intrigan/parasitan a su alrededor para lograr ser los beneficiarios del testamento del emperador.
El guión de René Manzor ("Laberintos") es muy atractivo y engancha a lo largo de las dos horas que dura el film. Más apagada resulta la dirección del convencional Antoine de Caunes.
Philippe Torreton encarna a Napoleón con su sobriedad habitual. León vencido que todavía se guarda ases en la manga.
Elsa Zylberstein, magistral como de costumbre, es la amante de Bonaparte (mujer a su vez de uno de sus fieles).
spoiler:
La película fabula con la posibilidad de que Napoleón no hubiera muerto en esa isla-prisión como se había creído, sino que tal vez habría logrado escapar urdiendo un minucioso plan, y muriendo años después como un hombre libre.
La cuestión se deja en el aire para no contradecir abiertamente a la historia oficial, y así se teje una interesante película sobre las certezas y la prisión que éstas suponen, abogando por la preferencia de la incertidumbre sobre la certeza.