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España España · Madrid
Voto de jrcheca:
6
Drama Basada en hechos reales. Crónica sobre la vida de Ivan Sanshin, un leal ciudadano soviético que fue el operador cinematográfico de Stalin. Filmada en el Kremlin. (FILMAFFINITY)
12 de marzo de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como si de un documental se tratara, esta obra dramática filmada apenas dos años después de la caída del Muro de Berlín coloca al espectador en los zapatos de un humilde proyeccionista de cine en el Moscú de 1939, Iván Sanchin (interpretado por Tom Hulce al que todos recuerdan por su interpretación de Mozart en el Amadeus de Milos Forman) que es el alter ego del personaje histórico Alex Ganchin, al que Hulce trató personalmente para componer su papel.

Comunista convencido y enamorado de la Revolución Soviética, Sanchin se nos presenta como un animoso y optimista trabajador que reparte su tiempo entre proyecciones de celuloide en el cuartel general de la KGB (institución que por cierto en esa época tenía otro nombre) y las atenciones a su recién desposada mujer la bella Anastasia, con quien vive en un decadente bloque de pisos de la calle Matadero. "¿A quién quieres más, Iván? ¿Al camarada Stalin o a mí?" le preguntará, y contestará sin vacilar "Qué pregunta. Al camarada Stalin por supuesto".

Hasta este humilde domicilio alcanzan las persecuciones políticas cuando el matrimonio vecino de los Gubelman es arrestado acusado de actividades contrarrevolucionarias por su relación con países extranjeros, dejando atrás a su pequeña hija Katya que será acogida por el instinto maternal de una Anastasia que desea fervientemente ser madre. El episodio de la detención permite descubrir hasta qué punto Sanchin confía en el criterio de las autoridades y su elevado grado de compromiso con la causa soviética, al punto de rechazar la posibilidad de adoptar a la niña por tratarse de la hija de unos "enemigos del pueblo".

El nudo de la trama salta a primer plano cuando el proyeccionista de la KGB es fichado por las autoridades del Kremlin para trabajar al servicio de la máxima autoridad del Estado, el todopoderoso Josef Stalin. Con una mezcla de terror reverencial y de admiración incontenible, Sanchin entra de esta manera en el "círculo interno" que da título a la cinta de los dirigentes de la URSS, y atiende desde su posición subalterna a las disputas entre los líderes, los exhaustivos controles de seguridad y la mundanidad casi campechana de unos personajes (Stalin, Beria, Voroshilov) que la propaganda ensalza como dioses en la tierra.

De esta manera y según avanza el metraje, veremos la fe en principio inquebrantable de Sanchin en el sistema socialista puesta severamente a prueba, al igual que toda la URSS dos años después de entrar al servicio del Amo, en 1941, cuando estalla la guerra contra Alemania. En el último tramo de la película la acción se traslada a más de una década más tarde, a 1953 con el fallecimiento del camarada Stalin que también pone punto final a la película.

Llama la atención el cuidado del filme en recrear con mimo la época tanto en vestuario y escenarios como en el elenco de actores. Para mi gusto la peripecia personal del protagonista adquiere excesiva importancia a costa del retrato del círculo interno del Kremlin, lo que resta algo de interés e impregna cierta teatralidad, pero aún así pocas veces se habrá visto representada en el cine esta parte de la Historia mejor que en esta cinta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jrcheca
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