Pablo, el policía, es tonto, le dicen que tienen un donante para su hijo, y va a vivir, ¿y qué más te da de finde venga? No sé le ocurre otra cosa que ir con el donante y decir que no puede ser, para que todo el mundo se quede mosqueado... Luego le dicen que si quiere el corazón, tiene que matar a un tío, y dice que vale, que el va a la cárcel con tal de salvar al hijo... pero si 10 minutos antes no lo quería ni gratis...

Y que digo yo que un policía francotirador tendrá que ser un poco sereno, si tienes un ángulo minúsculo para disparar a través de otro agujero, y no lo ves claro, o se te pasa el momento, tampoco pasa nada, es parte del trabajo... pues el tío se raya tanto, que ya no quiere ni corazón para su hijo.

Al final Sergio, el padre ludópata, está en la calle tan feliz con su hija, después de un intento de asesinato... En España los policías tienen el gatillo menos suelto que los americanos, pero si te viene un tío corriendo con una pistola, y apuntando a todos, tendrás que disparar... Pues ni una cosa ni otra, el tío en la calle a los pocos meses (los niños son igual de mayores).

La trama de la ludopatía pasa a un segundo plano rápidamente, después del atraco, no se vuelve a mencionar, ni nadie dice que el tiro que se llevó el niño era culpa del que le llevó a un sitio prohibido para niños... ¿Y cómo puede ser que te den un chivatazo de un partido de fútbol, que es en directo?