Nos acostumbramos a las pequeñas perlas de las miserias humanas de Asghar Farhadi. La venganza y el dolor intentan explicar la actuación del protagonista que a pesar de su supuesta racionalidad es llevado como una marioneta de un demiurgo al límite para sacar de si esa sinrazón de odio y venganza hasta la frontera del hundimiento personal. Como metáfora inicial vemos que la demolición se allega hasta sus vidas, pero más allá de la física, la muerte del "viajante" ronda el ambiente, anticipando la alegoría final. Con o sin maquillaje vemos que los pequeños toques e invitaciones visuales nos allega en un ciclo sin salida, en una espiral de consecuencias nefastas, sin saber hasta qué punto los protagonistas se resquebrajan por ellos mismos o por los demás. Bella parábola de las formas sociales, el orgullo ancestral y la venganza, hasta la ceguera permanente.