La verosimilitud y el verismo de Batman son los grandes logros de esta película. Nolan trae a Batman a una Gottan real, deja la oscuridad y el ambiente de cómic para ponerlo con los pies en la Tierra. Un guión espléndido nos atrapa entre los vaivenes de acción, con giros en los momentos deseados y luchas trepidantes (con un pelín de estiramiento de más en ciertos momentos). Ledger sobresale más allá de la interpretación, hace que nos podamos olvidar de Nicholson, logra lo imposible, ser el joker, el de verdad, una nueva versión, actual y rejuvenecida, que nos infunde su locura y nos enseña sus traumas, creando cierta empatía, aunque no la deseemos. Además, grandes secundarios crean perlas interpretativas, Freeman, Oldman, Caine... un lujo que le da caché a la cinta.