Definitivamente, Zack Snyder no es santo de mi devoción. A excepción de "300" que tiene un punto, todo lo demás que ha firmado viaja en el vagón de la mediocridad y embalado en linea recta, hacia el país de la Morralla. Aunque tras haber asistido a esta última obra, he de decir que quizás ya lo haya alcanzado.
La historia no hay por donde cogerla, pero eso es lo de menos porque lo que realmente interesa es un motivo cualquiera para poder enseñarnos chavalas en acción, blandiendo espadas, bazookas, ametralladoras y demás, masacrando monstruos, nazis, dragones o cualquier cosa que se mueva a su alrededor, en pos del disfrute con palangana para la baba incluida, de esa inmensa prole de adoradores de videoclips que ha conseguido generar en los últimos años nuestro gran hermano global (y en especial el adlátere encargado de los 40 latino).
Pues eso, que no hay más que una sucesión de videoclips musicados unidos con cola de empapelar, que nos presenta un personaje principal (con look de inocente colegiala mortífera) quitado de algún anime penoso, todo ello sazonado no con gotas, sino con litros de licor de tópico y a la manera particularmente maestra de este insigne y moderno genio del celuloide llamado Zack Snyder.

Más bazofia.