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España España · Barcelona
Voto de Corsair:
5
Serie de TV. Drama. Thriller. Ciencia ficción Serie de TV (2015-2019). 3 temporadas. 24 episodios. 2 primeras temporadas: 18 episodios. En un futuro próximo el ejército de Rusia, con el beneplácito de la Unión Europea y los Estados Unidos, inicia la invasión y ocupación de Noruega, país que ha paralizado la producción de crudo y gas a causa de la crisis del cambio climático ante la falta de recursos. Con esta acción, la Administración Rusa pretende asegurarse el acceso a la ... [+]
30 de mayo de 2016
15 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noruega, uno de los países más ricos del mundo y que ha encontrado su bienestar precisamente en el petróleo y gas del mar del Norte, decide dejar de explotar sus recursos fósiles y, en un giro de 180º, pasarse a la energía nuclear; y ello, además, gracias a un partido ecologista. ¿Ecologistas por lo nuclear? Y esto es sólo el principio. La OTAN, en este mundo futuro no muy lejano, ya no existe; los Estados Unidos, se encierran sobre sí mismos y, en contrapartida, un eje ruso-europeo domina la escena internacional. En este contexto, la UE, necesitando encarecidamente que Noruega le venda sus recursos, (¿acaso estos recursos sólo Noruega los posee? ¿qué pasa con el resto de productores?) organiza con Rusia un “golpe de timón” para presionar al país y asegurarse que continúe produciendo. En este golpe, además, Rusia hace todo el trabajo sucio y la UE simplemente mira, desde la barrera. Pero ¿cómo se justifica que Rusia, con 20 veces más petróleo y gas que Noruega, ocupe un país precisamente para asegurar que un competidor más esté en el mercado y le venda a Europa su producción?

Este es el preámbulo ilógico con el que se nos justifica la presencia de los rusos, como ocupantes soft de Noruega.

Alguien pensará que todo esto no tiene tanta importancia, que sólo es el punto de partida de la serie, un pretexto para situar la trama en el marco de un país ocupado por una potencia muy extranjera. (Los rusos, esos seres enigmáticos; se diría a medio camino entre los caraconos y los lagartos). Pues no, lo siento. La serie debería ser capaz de cumplir el mandamiento número uno de la ficción: mantener la suspensión de la incredulidad.

De hecho, no había necesidad de justificar la ocupación del país. Hubiera bastado presentarnos al país ya ocupado, y las razones, ocultas, tras una “neblina de guerra”, sin preocuparse por los detalles, como de pasada. Pero no; la serie opta por tomarse en serio a sí misma, y patéticamente se nos justifica con los pobres argumentos referidos.

La serie podrá tener buenas interpretaciones, ritmo, ambientación o fotografía, pero esta demostración tan palmaria de ignorancia de la geografía económica de nuestro tiempo reduce su interés y su capacidad de provocar. El producto acaba siendo una serie de entretenimiento al uso, reducida a la peripecia de unos personajes en un trasfondo muy tópico.
Corsair
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