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España España · Granada
Voto de Kikivall:
6
Thriller. Acción. Drama Como agente secreta de la CIA, Valerie Plame (Naomi Watts) dirige una investigación sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Su marido es el diplomático Joe Wilson (Sean Penn). La investigación de Plame no confirma la venta de uranio enriquecido por parte de la República de Niger. Pero, cuando la administración de la Casa Blanca ignora sus conclusiones y utiliza el asunto para respaldar la entrada de Estados Unidos en ... [+]
25 de abril de 2018
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La película basada en la vida real de la agente de la CIA norteamericana Valerie Plame, cuya identidad salió a la luz con riesgo para ella y su esposo.

El director Doug Liman se limita a realizar con corrección un material que inicialmente parecía interesante y sustancioso. Pero a Liman le falta la chispa y la excelencia para elevar su obra a un nivel de bondad aceptable. De esta guisa, el producto puede incluso parecer un tanto insulso. El guion de Jez Butterworth y John-Henry Butterworth, adaptación del libro autobiográfico de Nalerie Plame, Fair Game: My Life as a Spy, My Betrayal by the White House, resulta un libreto en su aspecto formal aceptable, pero que por momentos se muestra confuso y no acierta a mantener la intriga como habría sido de desear. Magnética y muy bien elaborada la banda sonora de John Powell; e igualmente buena la fotografía del mismo Doug Liman.

En el reparto sobresale la actuación de Naomi Wats, acompañada de un Sean Penn que cumple según su calidad y entidad como actor; ambos transmiten credibilidad a sus atribulados personajes. El resto es un elenco de lujo con notorios trabajos de Sam Sephard, Ty Burrell, Bruce McGill, Michael Kelly, Brooke Smith, David Denman, Noah Emmerich y Liraz Charhi. Conjuntados, muy bien.

Aunque no se niega la intensidad escénica, la obra no puede obviar cierta vocación de telefilm que carece de tensión y emoción en su recorrido. Apenas hay intriga pues apenas hay sorpresa, sus escenas de acción están resueltas con escasa pericia y por lo tanto el interés del espectador decae conforme avanzan los minutos. Lo más evidente del film es el mensaje ideológico, y eso no basta para engrosar el producto, pudiendo incluso caer en la simple baza política a favor de los demócratas y pacifistas, norteamericanos o no, versus los republicanos belicistas.

Efectivamente, Liman cuenta lo que fue una gran falsedad que arrastró al mundo a una incierta guerra con un destino que se ha demostrado muy peligroso y de consecuencias aún imprevisibles. En este sentido, la sustancia del film ya abriga una fuerte intención crítica. Los hechos se reflejan bien, lo que junto a la intención que lleva emparejada compone un conjunto de impacto. El director y sus guionistas pivotan sobre las enormes posibilidades de un material real que fue dramático para la paz mundial. Pero lo que en teoría habría facilitado mucho las cosas, por sí sólo no garantiza el ‘buen cine’. Parece que con tantos ingredientes buenos a priori, ya no se molestaron en trabajar más a fondo los recursos narrativos.

En resumen, aunque la cinta da cuenta de uno de los espectáculos más vergonzantes de la reciente historia USA –pero no sólo USA-, una dirección y guión faltos de brío y pericia en el relato, convierten la película en un producto que ni ha trascendido ni ha sobresalido como habría cabido suponer, a pesar del material explosivo que manejaba. Por suerte el tirón de los actores y otros aspectos técnicos meritorios, acaban por dejar una impresión aceptable.
Kikivall
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