Una tarde de sábado, en vísperas de Semana Santa, fui a ver en El Puerto de Santa María, en unos multicines a la margen meridional del río Guadalete (ya saben, el de la batalla del mismo nombre cuya victoria musulmana (año 711) inicia la incursión árabe a la península previa derrota del rey visigodo Don Rodrigo a manos de las huestes encabezadas por el moro Táriq ibn Ziyad); o sea, que en vez de ‘ir a comé pescaito frito con la harina de El Vaporcito’, nos metimos a ver “¡Shazam!”. Ya me mosqueó, aunque tampoco tanto, ver a tanta chiquillada con los papis palomiteros de compaña. Había leído con relación al film no sé qué de la magia que todos llevamos dentro, el niño olvidado que habita en nuestro interior y que habría de despertar con esta peli, esos deseos presentes en nuestra fantasía de ser superhéroe, en fin y toda esa quincalla que escriben los críticos… total: “¡Shazam!” al canto.

Al Youtuber sueco David F. Sandberg le sale una cintita apañada para nenes, que no esconde que está hecha para este publico. Tiene un guión cachondón escrito por Henry Gayden, C.C. Beck y Bill Parker (adaptación de una historieta de Henry Gayden y Darren Lemke), que recurre con acierto al humor en repetidas ocasiones y elude los clásicos psicologicismos de los superheroes, evitando igualmente tragedias irremediables o violencia sangrante gratuita. Ya digo, para niños y espíritus cándidos.

En cuanto al reparto está bastante acertado con actores que encarnan con gracia circense sus roles, como el chaval Ángel interpretado con acierto por Billy Batson (que es quien grita la palabra mágica: “¡Shazam!”); el Shazam adulto está bien llevado y traído por Zachary Levi; el malvado Dr. Thaddeus Sivana bien dramatizado por Mark Strong. Y acompaña un repartito simpático con artistas como Asher Angel, Jack Dylan Drazer, Grace Fulton, David J. McNeil, Michelle Djimon Hounsou o Adam Brody… bien elegidos para una cinta infantil.

Buenos artificios y efectos especiales que no resultan cargantes, realizada en clave de parodia resulta comprensible y entretenida para niños y algunos adultos-niños que pueden reír o palmotear, lo cual que no fue mi caso, aunque tampoco salí de la sala rajando ni quejoso.

Película que es lo que es a las claras. Resultona y divertida no engaña a nadie e incluso deviene inteligente construcción cara a futuras entregas.