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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama. Acción Se centra en un excéntrico y decidido equipo americano de ingenieros y diseñadores, liderados por el visionario automovilístico Carroll Shelby (Damon) y su conductor británico Ken Miles (Bale). Henry Ford II y Lee Iacocca les dan la misión de construir desde cero un nuevo automóvil con el fin de derrocar el dominio de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966. (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película técnicamente impecable dirigida meritoriamente por James Mangold, un auténtico drama deportivo teñido de épica y engrandecido por escenas de carreras de coches y subtramas paralelas de unos personajes obsesivamente entregados a los motores y al diseño de las mejores carrocerías de autos. Ingenieros, mecánicos, pilotos y proyectistas norteamericanos liderados por el visionario Carroll Shelby (Damon) y su amigo el piloto británico Ken Miles (Bale). Bajo el patrocinio de Henry Ford II la misión de este equipo es construir un coche partiendo de cero, a fin de destronar el dominio Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans en 1966, una carrera que dura 24 horas en la que juega tanto la mecánica como la pericia del conductor.

Estamos en 1963 y el gigante Ford está en decadencia con una notoria caída de las ventas. El heredero del imperio Henry Ford, un hombre grueso de recio carácter, decide recurrir a nuevas estrategias para relanzar la firma. La ocurrencia principal será batir a la icónica Scudería Ferrari.

Es una cinta sobre la relación en aquellos tiempos entre el deporte y la idiosincrasia de países y marcas como EE.UU.-Ford ‘versus’ Italia-Ferrari; formas diferentes de enfocar la vida y la industria del automóvil, a la vez que exponente de competitividad. El deporte como acontecimiento social y político. Y sobresaliendo a mayor gloria USA, el estilo de vida americano, el capitalismo rampante, las ambiciones y el triunfo como meta, teñido todo de patriotismo y del esfuerzo made in USA. Tiene la cinta un buen guion que en ocasiones se escribe con diálogos espirituales cuasi místicos sobre los sublimes efectos de conducir un bólido a siete mil revoluciones por minuto, punto en el cual se siente la ‘ingravidez’ sobre un carro que quisiera volar. Excesivo, quizás efectista, tal vez se puede perdonar.

La puesta en escena es magnífica, carreras rodadas con frenesí a pie de asfalto, ritmo vertiginoso, montaje vibrante, lo cual que el producto Mangold no cae en los tópicos de la industria hollywoodienses más tradicionales y repetidos. Obra articulada en secuencias de acción, al fin eso son las carreras; pero que no olvida momentos familiares y empresariales, de progreso en lo personal y superación deportiva, y de forcejeo con las altas instancias del poder.

Igualmente el film tiene una excelencia el apartado audiovisual: gran fotografía de Phedon Papamichael, tratamiento musical muy interesante de Marco Beltrami. En lo que atañe al reparto destaca un sobrio pero bien plantado Matt Damond que llena pantalla con su pinta de tejano sensato y cerebral; y un Christian Bale plan británico que sobreactúa como mecánico y piloto díscolo e incontrolable.
Kikivall
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