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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Cine negro. Intriga Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
19 de marzo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film es uno de los más conseguidos por Orson Welles como director, y también como actor. Esta obra, cuyo título en inglés es Touch of Evil, significó la vuelta de Welles a los EE.UU. tras diez años rodando fuera de su país. Fue Charlton Heston, que en ese entonces estaba en la cúspide de su carrera, quien logró imponer a Welles para la dirección de la película, con tal libertad, que incluso reescribió el guión, adaptación de la novela “Badge of Evil” de 1956 de Whit Masterson (pseudónimo de dos autores: Robert Allison y H. Bill Miller). Orson Welles consiguió transformar lo que habría sido un thriller mediocre en una de las obras de la cinematografía noir más sugestivas y categóricas.
Logra crear en ella una densa atmósfera genialmente fotografiada por Russell Mety en blanco y negro, haciendo uso de la luz fuerte y los contrastes entre sombras y zonas iluminadas, lo cual nos va transportando a un universo bizarro y corrupto. Welles consigue también encuadres que perfilan las características de los personajes principales. La puesta en escena, además de planos sorprendentes, hace gala de movimientos de cámara de pasmosa modernidad, propias de un genio de la talla de Welles. Valga como muestra el espectacular plano secuencia de uno de los comienzos mejores de la historia del cine, considerado como uno de los más brillantes planos secuencia que se recuerdan, muy inspirado en el expresionismo alemán: https://www.youtube.com/watch?v=DxaR3Je3pGw. Hay igualmente una última secuencia, un magnificente ejercicio visual y sonoro, que resume el dejo fantasmagórico que rige esta película de un cine que más que “negro” es “negrísimo”.
El reparto lo constituye un elenco de actores donde destacan por su papel protagonista, tanto un brillante Charlton Heston capaz de bordar el rol del honesto policía mexicano; y en la contraparte, un enorme, quizá en exceso, Orson Welles que sabe colocar todo su peso actoral, en un malévolo policía norteamericano. Janet Leigh esplendente en su rol de esposa amantísima. La bellísima y ya mujer madura Marlene Dietrich, a la que su amigo Welles inventa un papel que no está en la novela.
Estamos ante un film grande, denso y fosco, personajes propiamente de novela pulp de las muy baratas pero también muy interesantes, ambientación de órdago, sonido y música al son de una cámara imponente, pasión, mucha densidad, mucha tensión. Welles envuelve al espectador en esta cinta, se acerca por los laterales para concluir con un perfecto trenzado. Escena tras escena innova, ingenia planos de forma inverosímil. Y aunque no sea redonda, cada segundo de su metraje tiene una admirable fuerza e intensidad.
Todo un azote de thriller impúdico que cierra a modo de “cante del cisne” un ciclo en el género negro americano. El genio de Welles, unido a unos actores y actrices de lujo, confluye en este recreo para todo amante del cine que participa de la nocturnidad, la dureza, el clima, el crimen organizado, la traición, el bien y el mal, la ambición, el poder, y la policía por encima de ley. Ahí es nada.
Kikivall
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