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España España · Granada
Voto de Kikivall:
7
Drama. Romance El escritor nicaragüense Rubén Darío paseaba una mañana de 1898 con Valle-Inclán por los jardines de la Casa de Campo cuando se quedó prendado de una joven que ayudaba a su padre, jardinero real. La joven resultó ser Francisca Sánchez del Pozo, “Paca”. Darío estaba en la cima de su carrera como poeta, diplomático y periodista, además de legalmente casado con Rosario Murillo. Ello no fue impedimento para que, enfrentándose a los ... [+]
11 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran poeta modernista Rubén Darío no es un personaje habitual en la cinematografía, menos aún en lo que atañe a su intimidad ni a sus amoríos. Como señala Llamas, el director del telefilm, "era una persona que quería, odiaba, deseaba, respetaba...". En mi caso, que amo la poesía y gusto de leerla dosificadamente, Darío fue un grande de lírica, padre del ‘modernismo’ literario en lengua española: “Margarita, está linda la mar/…”; “Juventud divino tesoro/…”; “Amar, amar, amar, amar siempre, con todo/…”. Esta cuenta película son los años finales del poeta con su gran amor: Francisca Sánchez del Pozo, “Paca”, una bonita joven, humilde y analfabeta. Esta historia se dio a conocer en 2014 con la publicación de la obra La Princesa Paca, escrita por la periodista Rosa Villacastín, que es adaptada para el film.
Así, el director Joaquín Llamas, con la novela de fondo, ha llevado a cabo un excelente trabajo, dando voz al sentimiento romántico de Paca. Como dice Llamas, la intención "no era tanto reflejar la novela, sino el personaje".
Me ha gustado la música de Pablo Salinas, e igual la excelente fotografía de Tommie Ferreras. La puesta en escena es espléndida, como Llamas dice, no sin humor: "Rubén tenía la mala costumbre de viajar […] Hemos tenido que recrear el Madrid de la época, París, Nicaragua... Hay mucho trabajo de atrezo para tapar todos los anacronismos de las calles [desde semáforos hasta bolardos]".
Irene Escolar y Daniel Holguín encabezan el reparto con sendos trabajos meritorios en los papeles de Paca y Darío respectivamente; ambos realizan interpretaciones creíbles y muy correctas en roles complejos, pues si difícil es la psicología de Darío, no menos complicado es el personaje de Paca, una mujer con muchas aristas, dada la gran evolución que experimentó en un breve lapso de tiempo.
Darío y Paca, una mujer humilde como tantas mujeres nacidas en el siglo XIX, iletrada y luego partícipe de reuniones literarias. Al inicio, su mundo era el de las labores domésticas. Pero esta enérgica mujer tenía una personalidad desbordante, una inteligencia natural y además era muy atractiva y magnética, al punto de enamorar perdidamente a Darío, el número uno de aquellos irrepetibles escritores hispanos donde figuraban además aristócratas del pensamiento y la literatura como Emilia Pardo Bazán, los hermanos Machado, Ramón María del Valle Inclán, Jacinto Benavente, Francisco Villaespesa o don Pío Baroja que estaban encantados de tenerla en su grupo.
A mí me ha gustado bastante y me ha aclarado y descubierto a un Darío que desconocía en su vida romántica, y sobre todo su amor intenso hacia la protagonista, de lo cual tampoco tenía noticia. Amén de que los aspectos técnicos de la cinta me han parecido más que aceptables, así como la dirección y el equipo actoral. Pero sobre todo, que haya salido a la luz este capítulo romántico de un grande de la literatura en español y su amada: Rubén Darío y la “princesa Paca.
Me permito al final de estos comentarios, transcribir dos poemas que expresamente Darío escribió a su amada Francisca (“Paca”), pues que nadie va a negar que ella fue el gran amor del poeta.

"A Francisca"

Ajena al dolo y al sentir artero,
llena de la ilusión que da la fe,
lazarillo de Dios en mi sendero,
Francisca Sánchez, acompáñame...

En mi pensar de duelo y de martirio
casi inconsciente me pusiste miel,
multiplicaste pétalos de lirio
y refrescaste la hoja de laurel.

Ser cuidadosa del dolor supiste
y elevarte al amor sin comprender;
enciendes luz en las horas del triste,
pones pasión donde no puede haber.

Seguramente Dios te ha conducido
para regar el árbol de mi fe,
hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompáñame...
..........................
"Francisca, sé suave..."

Francisca, sé suave,
es tu dulce deber;
sé para mí un ave
que fuera una mujer.

Francisca, sé una flor
y mi vida perfuma,
hecha toda de amor
y de dolor y espuma.

Francisca, sé un ungüento
como mi pensamiento;
Francisca, sé una flor
cual mi sutil amor;

Francisca, sé mujer,
como se debe ser...
Saber amar y sentir
y admirar como rezar...
y la ciencia del vivir
y la virtud de esperar.

Rubén Darío (1867-1916)
Kikivall
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