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Voto de persona:
9
Drama A Emilia, una modesta empleada de una casa de modas, la invita a ir a la verbena un compañero de trabajo del que está enamorada. Como no tiene ningún vestido adecuado, toma prestado uno de la tienda, pero nada saldrá como ella espera. (FILMAFFINITY)
21 de mayo de 2011
63 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta el cine antiguo. John Ford y los clásicos. No tanto el melodrama ni los bigotillos anticuados del de Cádiz (Gable) o del de Tasmania (Flynn), aunque sí algunas de sus actuaciones e incluso el audaz documental de este último (Cuban Story, 1958). Y me gusta Madrid. “Cielo negro” es cine antiguo, es melodrama y es Madrid. Recuerdo haber visto esta película años atrás, cuando era oficinista y un día vino a trabajar una nueva compañera, muy parecida a Susana Canales, a Emilia en “Cielo negro”, con sus gafas y su timidez. Casi nadie la hacía caso pero, poco a poco, comenzamos a hablar de camino a casa por las calles de Madrid; ella decía diez palabras por cada palabra que salía de mí, aunque nunca me atreví a comentarle su parecido con Emilia. Más tarde, me echaron de la empresa y nunca más volví a verla. Pero sí volví a ver “Cielo negro” y recorrí la calle Bailen hasta la Basílica de San Francisco en el magnífico travelling final de la película que logró sortear a la censura.

He escrito la palabra cielo en el buscador de películas de Filmaffinity: hay 140 films destacando el drama crítico “Sólo el cielo lo sabe” (Sirk, 1955), el western simbólico “Cielo amarillo” (Wellman, 1948) o el musical trágico “Dinero caído del cielo” (Ross, 1981). Sin embargo sigo recomendando esta melancólica película del polifacético director de Condenados (1953) que, pese a sus pequeños fallos de guión, mantiene aciertos como la contenida narración cinematográfica de la sumisión, sacrificio, resignación y entrega de las trabajadoras españolas de posguerra (a través de la ceguera de la protagonista), el uso de los elementos simbólicos (el travelling inicial desde el viaducto hasta la jaula, pasando por la lluvia que abre y cierra el drama), el estilo más insinuante que explícito, como la sutil presencia del padre muerto republicano (ella trabaja en el Instituto IBYS, empleador de expresos políticos) y las más que aceptables interpretaciones (en el encuentro con Fernando Rey, ella tiene un notable proceso de indiferencia-sorpresa-desgarro-indignación). Pero el regate a la censura llega al final:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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