Esas es la palabra, encantadora. Un guión que avanza con naturalidad, sirviendo a una trama sencilla pero siempre verosímil. Muy bien también la ambientación en un rincón de Cornualles.
Una fotografía atenta y delicada. La música de violín es siempre emotiva y bien escogida.
Por no decir nada de Judi Dench y de Maggie Smith, que no tienen ya nada que demostrar y sin embargo lo ponen todo. Sin olvidar a la formidable Miriam Margolyes, que borda el papel de la asistenta, aportando el sano sentido común.
Daniel Bruhl, muy joven y muy en su papel.
En resumen, una de esas películas que serenan el ánimo.