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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de AQUILANO:
8
Drama Segunda mitad del siglo XVII. Dos jóvenes jesuitas portugueses viajan a Japón en busca de su mentor, el conocido misionero Padre Ferreira. Los últimos rumores indican que, tras ser perseguido y torturado, Ferreira ha renunciado a su fe, algo difícil de creer para los sacerdotes que parten en su búsqueda. En Japón ellos mismos vivirán el suplicio y la violencia con que las autoridades japonesas persiguen a los cristianos, a los que ... [+]
19 de marzo de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Japón cerrado al mundo desde el siglo XV (específicamente el "Sakoku") es un tema atrayente para desarrollarlo cinematográficamente, por todo el misterio de la cultura milenaria que quedó circunscripta al gran archipiélago que naturalmente la aislaba. En esta época debe situarse la historia que da motivo a este film de un Martin Scorsese diferente, donde se exhibe en forma descarnada al "bakufu", política que profundizó el aislamiento que hoy pasó al olvido con la increíble apertura de los japoneses y su dispersión por todo el mundo.
En tal contexto se ha ubicado en el guión a un jesuita portugués que ha renegado del cristianismo y es objeto de procura por parte de dos jóvenes sacerdotes de la misma orden. En este sentido, puede apreciarse levemente una reminiscencia de "Apocalypse now", donde el personaje de Marlon Brando sólo aparece en los tramos finales luego de una gran expectativa para saber si vive y cómo lo hace en un medio de gran hostilidad.
Más que una confrontación entre dos religiones diametralmente opuestas, se nos expone el choque de dos culturas con sus respectiva creencias y dioses, donde la occidental, encarnada por España y Portugal, intentó introducir pertinazmente la fe cristiana en pueblos que profesaban cultos milenarios, en este caso, a través de San Francisco Javier.
El conflicto era de esperar, y los japoneses reaccionaron, como lo hicieron otros pueblos ante la intromisión en sus tradiciones para imponer lo que los cristianos consideraban "la verdad" y que pivoteaba a sus emisarios hasta aceptar el martirio con el propósito de cumplir con sus misiones. Esa es la esencia argumental del film, pero atención, no implica "spoiler" alguno.
El padre Rodrigues (Andrew Gardfield) mantiene una constante lucha interior y un empecinamiento que lleva a desnaturalizar el noble cometido de evangelización que tiene internalizado, hasta traducirlo en un egoísmo capaz poner en peligro la vida de sus fieles (quienes, por otra parte, aceptan a un Dios cristiano bajo la influencia de su propia cultura, como bien lo explica el padre Ferreira -Liam Neeson- que viene a ser el "Marlon Brando" buscado durante todo el desarrollo de la trama). La confrontación filosófica nutre la riqueza del tema, con actores a la altura de las circunstancias, con escenas brillantes por la exquisita fotografía de Rodrigo Pietro y los muy destacados efectos especiales de fuego y oleaje impetuoso para dramatizar crucifixiones. En verdad, una película muy profunda para quienes quieren descubrir un Scorsese que, por fin, ha separado a Leonardo Di Caprio de su filmografía para retomar la senda de un cine con mayor seriedad, como era su costumbre.
AQUILANO
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