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Voto de Wladimyr Valdivia:
8
Documental Marcia, nieta de Salvador Allende, el primer presidente socialista democrático que fue derrocado por el Ejército en septiembre de 1973, busca reconstruir la imagen personal y familiar de su abuelo sepultada por la Historia, el exilio y el dolor de su familia. Una mirada aguda y cercana, que intenta romper el silencio familiar sostenido por décadas. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El género documental ha crecido ostensiblemente en las últimas décadas en Chile, y una de las temáticas principales ha sido, por desgracia, el régimen militar, que durante 17 años dejó al país con un inagotable material de trabajo, desde el punto de vista social, político e innumerables historias de vida bañadas en sangre. Hoy hablo de “Allende mi Abuelo Allende”, un trabajo impresionante sobre el ex Presidente de Chile y su persona, esta vez, como hijo, hermano, padre, abuelo y amigo, documental ganador del Premio L’oeil D’or a Mejor Documental en la Quincena de Realizadores en Cannes 2015.

Es Marcia Tambutti Allende, hija de la senadora Isabel Allende y nieta del ex presidente, la directora a cargo de este documental que, desde una mirada íntima y personal, intenta dar respuesta a sus propias inquietudes acerca de su abuelo: saber cómo era en su vida diaria, en su casa, con su esposa, con sus nietos y sus hijas durante la infancia.

Con más de 40 años ligado a la política hasta su llegada al Gobierno a finales de 1970, Salvador Allende llevó una vida social y familiar entre campañas políticas y una natural exposición pública, vistiéndolo de formalismo, autoridad y carácter, creando una imagen sólida e indeleble en torno a su persona, incluso para algunos familiares y, sobre todo, para sus nietos, que a muy corta edad vieron como los sueños de toda una familia se iban abajo tras el bombardeo al Palacio de La Moneda un 11 de Septiembre de 1973.

Marcia reside en México producto del exilio, como gran parte de la descendencia de la familia Allende Bussi tras el golpe, y es ella quien durante ocho años recogió los testimonios de sus primos, sus tíos, su madre y de la propia “Tencha”, Hortensia Bussi, su abuela, esposa de Allende y destacada defensora de los Derechos Humanos en Chile y Latinoamérica; acerca del “Chicho”, apodo con el que era conocido el presidente en su entorno más íntimo.

Con un relato en off, desde una voz suave, inquieta y encantadora de la propia Tambutti, el documental repasa conversaciones entre primos, sobrinos y amigos; tardes de búsqueda de fotografías familiares y visitas a la casa de veraneo; entre confesiones impactantes y material inédito de Allende siendo abuelo, padre y esposo, amigo de los niños y de los animales, desmitificando su imagen. Y con ello, haciendo latente el dolor del recuerdo que su figura, hasta el día de hoy, permanece vivo en cada uno de sus más cercanos, evidenciados cuando el tema se es tocado entre sus parientes, siendo las conversaciones con su esposa “Tencha”, uno de los puntos más altos del trabajo, quien con dificultad, resquemor, pero con una envidiable lucidez para su avanzada edad y deteriorada salud, da cuenta de su amor inconmensurable y su fortaleza para cargar con el peso de toda una familia y todo lo que la vida decidió para ella.

“Allende mi Abuelo Allende” está profundamente bien logrado porque no pretende ser más de lo que la directora quiere contar. El documental se aleja de cualquier panfleto político (aunque pueda parecer casi imposible) y supera la obvia subjetividad, adentrándonos en la historia de un hombre que vivió y murió por sus ideales, incluso si esto significase dejar de lado a sus más queridos, sin obviar además ciertos rasgos a considerarse negativos, desde su relativo machismo y sobreprotección, hasta su sabida relación amorosa paralela que llevaba con su secretaria personal.

La sutileza con que el documental aborda el tema de la reconocida infidelidad de Allende y la seguidilla de suicidios al interior de la familia, desde la del propio ex Presidente, su hija Beatriz, su hermana Laura y, más recientemente, su nieto y medio hermano de la directora, Gonzalo Meza; también son pieza clave para conseguir un resultado sobrio, lejos de cualquier tipo de manipulación para con el espectador y, con ello, firmar un documento sentido, sincero y conmovedor. Ejemplo de ello es la muerte de Beatriz mientras residía en La Habana, primogénita de Allende y uno de los temas tabú al interior de la familia, el que es tratado con la altura que el guion exige y no como un recurso efectista en pro de la narrativa.

Si bien no existen grandes recursos audiovisuales y su ritmo puede no ser lo suficientemente atractivo, “Allende mi Abuelo Allende” se sostiene sobre un relato que resulta interesante de conocer, construido como un álbum de fotografías familiares que nos adentra en la intimidad de una familia atormentada por el pasado y marcada por las tragedias, y a un retrato presidencial en movimiento de Salvador Allende Gossens.


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Wladimyr Valdivia
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