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Voto de Ghibliano:
9
Drama Suecia, mediados del siglo XIV. La Peste Negra asola Europa. Tras diez años de inútiles combates en las Cruzadas, el caballero sueco Antonius Blovk y su leal escudero regresan de Tierra Santa. Blovk es un hombre atormentado y lleno de dudas. En el camino se encuentra con la Muerte que lo reclama. Entonces él le propone jugar una partida de ajedrez, con la esperanza de obtener de Ella respuestas a las grandes cuestiones de la vida: la ... [+]
30 de abril de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El séptimo sello" es una película lenta y profundamente reflexiva; llega a resultar, de tanto en tanto, exasperante. Por otro lado, se apoya en un guión empeñado en sacar la belleza poética de las cosas hasta el punto de ofrecer unos diálogos grandilocuentes y teatralizados hasta el absurdo.

Y, sin embargo, me fascina. Tiene algo que me cuesta horrores describir, pero que me pega a la pantalla y me proporciona una sensación extrañamente placentera. Es una de las películas más bellas y armoniosas que he visto, y desde luego una de las que más me han llenado.

Ésta es mi primera experiencia con Bergman, un autor que siempre he descrito desde el desconocimiento como un "tipo duro" del cine. De esos que requieren un amplio conocimiento de aspectos técnicos, una mente preclara que diseccione cada detalle de sus filmes y que, en definitiva, disfrute el cine como arte de una manera que siento todavía muy lejana.
Lo que me he encontrado, para mi sorpresa, es un estilo personal, literario y... accesible. A pesar de la imagen que me había formado de sus obras, "El séptimo sello" me ha resultado fácil de seguir. Bergman se desnuda, traslada sus reflexiones delante de la cámara y les da forma. Los personajes, el guión, todo es una excusa formal para moldear sus propias inquietudes. Es una obra profundamente íntima, que se "olvida" del espectador y no trata de darle lo que quiere ni de estrechar lazos con él. Y, con todo, suena sorprendentemente sincera y elocuente. Hay quien se queja de una supuesta pedantería que yo no veo; la película no trata de alardear de nada, ni complica los conceptos de tal manera que esto dificulte su comprensión. El autor, sencillamente, se recrea en su concepto de arte y belleza, y concibe la historia como una gran metáfora. ¿Pretencioso? Yo no lo describiría así, pero entiendo que a quien no conecte con él le parezca que se toma demasiado en serio. ¿Pedante? Nunca. Me parece exactamente lo contrario. No busca la admiración, sino la realización personal.

También he leído en alguna crítica de esta página que para disfrutar esta obra en su plenitud hay que ser creyente o, al menos, hay que compartir la visión de Bergman sobre el asunto. Eso me parece una estupidez y juega en contra de reglas básicas a la hora de disfrutar del cine. Yo ni siquiera me planteo el significado de la vida; veo la muerte como un proceso natural, sin necesidad de otorgarle la trascendencia que se le da en la película, y desde luego no creo en una entidad sobrenatural ni en el más allá. No sólo no creo, ni siquiera me planteo la posibilidad de que exista. Sin embargo, eso no me impide respetar otro punto de vista, e incluso sentir una complicidad y una empatía muy fuerte con el autor y su necesidad de hallar una respuesta a ciertas preguntas. Puedo acceder a él, no existe una barrera infranqueable por el mero hecho de no coincidir.
Ghibliano
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