Media votos
6,7
Votos
6.351
Críticas
336
Listas
421
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Ghibliano:
10
5,7
31.171
Comedia. Drama. Infantil
En la granja Hogget vive toda clase de animales. Cada uno se ocupa de
un trabajo que trata de hacer lo mejor posible, porque sabe cuál es su sitio. A la granja llega Babe, un cerdito que el granjero ha ganado en un concurso y que intuye que es muy especial. Decide entonces enseñarle el oficio de perro pastor; así es cómo Babe evita ser destinado a la cena de Navidad. (FILMAFFINITY)
un trabajo que trata de hacer lo mejor posible, porque sabe cuál es su sitio. A la granja llega Babe, un cerdito que el granjero ha ganado en un concurso y que intuye que es muy especial. Decide entonces enseñarle el oficio de perro pastor; así es cómo Babe evita ser destinado a la cena de Navidad. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2010
71 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
La adolescencia es muy jodida. Quieres crecer, dejar atrás las imágenes que te han acompañado durante tu infancia. Experimentar nuevas sensaciones. Hace un año ni siquiera me planteaba volver a ver esta película, que en su día adoré como a muy pocas. ¿Para qué? Formaba parte de una etapa de mi vida ya cerrada, una etapa de la que yo quería prescindir.
Pero un día surgió. La nostalgia se apoderó de mí, y lo que se había convertido en un tema tabú pasó a ser la mayor de mis prioridades. Necesitaba volver a ser niño, y emocionarme de nuevo con las aventuras y las moralejas que marcaron mi infancia. Recordé los clásicos de Disney. Descubrí las obras de Ghibli. Y sin embargo, nunca me planteé ver de nuevo Babe.
Hasta hoy. Supongo que pensaba: "una obra con animales parlantes, seguro que es la típica película que adoras de crío porque no eres consciente de lo cutre que es", y eso me frenaba, porque no quería ver cómo se esfumaba un buen recuerdo al observarlo desde una perspectiva racional.
Craso error. Babe no es solamente un recuerdo, es una película maravillosa. Una fábula enternecedora, que no trata al espectador como un imbécil y plantea dudas y situaciones con una maestría de la que carecen muchas obras en la actualidad. Habla de la libertad, de la tolerancia y del respeto, de la superación; y lo hace a través de imágenes que llegan al alma. Es algo dura en ocasiones, claro, pero lejos de ser un impedimento eso posibilita la creación de una de las moralejas más valiosas y sinceras que ha disfrutado el público infantil.
Pero un día surgió. La nostalgia se apoderó de mí, y lo que se había convertido en un tema tabú pasó a ser la mayor de mis prioridades. Necesitaba volver a ser niño, y emocionarme de nuevo con las aventuras y las moralejas que marcaron mi infancia. Recordé los clásicos de Disney. Descubrí las obras de Ghibli. Y sin embargo, nunca me planteé ver de nuevo Babe.
Hasta hoy. Supongo que pensaba: "una obra con animales parlantes, seguro que es la típica película que adoras de crío porque no eres consciente de lo cutre que es", y eso me frenaba, porque no quería ver cómo se esfumaba un buen recuerdo al observarlo desde una perspectiva racional.
Craso error. Babe no es solamente un recuerdo, es una película maravillosa. Una fábula enternecedora, que no trata al espectador como un imbécil y plantea dudas y situaciones con una maestría de la que carecen muchas obras en la actualidad. Habla de la libertad, de la tolerancia y del respeto, de la superación; y lo hace a través de imágenes que llegan al alma. Es algo dura en ocasiones, claro, pero lejos de ser un impedimento eso posibilita la creación de una de las moralejas más valiosas y sinceras que ha disfrutado el público infantil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y la fórmula ha funcionado, otra vez. La escena del robo del despertador me ha vuelto a poner los pelos de punta. He vuelto a emocionarme con la partida de la madre de Babe, con la de los cachorros de Fly, con el pato que no quiere ser pato, con el entrañable baile del granjero. He vuelto a mirar con la perplejidad del viejo Arthur, la inocencia de Babe o la ternura de Fly, y he deseado con todas mis fuerzas que esta hermosa historia no fuera ficción. ¿Y qué decir del final? Oyendo las risas del público, sólo un pensamiento rondaba mi cabeza: "¡Dales una lección, Babe!". Y así ha ocurrido. La sorpresa, la ovación final. Otra vez me ha contagiado de felicidad. Y, con lágrimas en los ojos, me he rendido, de nuevo.
He vuelto a ser niño.
He vuelto a ser niño.