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Voto de Ghibliano:
8
Fantástico. Ciencia ficción. Aventuras Un malvado millonario llamado Artigas planea utilizar un artefacto explosivo para doblegar a las naciones libres, operando desde un submarino pirata, donde mantiene como prisionero al inventor del explosivo. En uno de sus raids hunde un buque que llevaba a Jana, la hija del profesor, la cual es rescatada y llevada al cuartel general de Artigas, bajo un enorme volcán. Este filme está basado en la novela “Face au Drapeau”, que Jules Verne ... [+]
9 de octubre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptando la novela "Ante la bandera" de Julio Verne, uno de los primeros largometrajes del checo Karel Zeman es también una de sus obras más reputadas. Su historia narra el secuestro de Thomas Roch, un científico, y de su asistente Simon Hart, por una banda pirata comandada por un malvado multimillonario, cuyo propósito es crear un arma de destrucción masiva. Narrada desde el punto de vista de Hart, la película es especialmente recordada por su portentoso y elaborado trabajo de animación, que como es costumbre en varias de las obras del autor, mezcla con actores y objetos reales, creando escenarios en los que la continuidad entre uno y otro medio es casi perfecta.

De hecho, probablemente el hallazgo visual más imponente de "Una invención diabólica" sea esa habilidad para reproducir las texturas y la escenificación de los grabados de la era victoriana, generando una ilusión en la que el mundo, que parece irreal y dibujado, engloba a los personajes. Zeman lo lleva incluso más lejos porque sus actores posan, se mantienen en posiciones concretas o se mueven de forma que se armonizan a la perfección con su entorno. Con influencias en el uso y concepción de la animación que se pueden trazar fácilmente a los efectos especiales de Georges Méliès, esta cinta logra algo que parece imposible: una mezcla de ambos medios en la que el contraste inevitable es reemplazado por un híbrido que tiene mucho de ambos y que funciona con sus propias reglas, con sus elementos perfectamente cohesionados en una puesta en escena brillante.

Pero no termina aquí la exhibición de fuerza estética de la película, porque la que nos ocupa contiene también dibujos, collage, marionetas y ‹stop motion›, todo mezclado y magníficamente integrado en la que es seguramente una de las obras de animación de técnica más variada jamás realizada, y que en su conjunto apela a una diversión experimental que combina particularmente bien con el espíritu de descubrimiento y fascinación de las obras de Julio Verne, la magia en pantalla de Méliès y el lenguaje propio de Zeman. Secuencias como la de la observación del mundo submarino son sin duda la muestra más clara de la filosofía creativa de un filme que parece enteramente concebido para estimular la imaginación y la abstracción mental.

Asimismo, como era de esperar en una adaptación de una obra del estilo, la ambientación de "Una invención diabólica" está repleta de maquinaria estrambótica, a la manera de la ciencia ficción victoriana. Particularmente memorable es el submarino articulado que aparece muy avanzada la cinta, pero los diseños de máquinas voladoras, acuáticas y submarinas y la presencia constante de globos aerostáticos y vapor sitúan y recrean a la perfección la imaginación de esa época, y sirven como nexo entre aquella y la estética steampunk de aparición posterior.

Ante semejantes muestras de creatividad, el desarrollo narrativo es algo de mucha menor importancia, y se conforma sin problemas con una historia servicial, sencilla y necesaria únicamente para poner en contexto todas sus imágenes. Sin embargo, que este aspecto de la cinta llene menos y resulte menos llamativo no significa que se descuide en absoluto, y también tiene hallazgos muy interesantes. Uno de mis favoritos es el retrato del personaje de Roch, quien es tratado con una cierta inocencia benevolente, satirizando la figura del científico como alguien asocial y empeñado en desentrañar los mecanismos de la realidad pero aislado de su inmediatez y de las consecuencias de sus investigaciones. Aunque este es un cliché común, la forma en que lo hace, sin convertirlo en un loco obsesionado o en un inconsciente, le añade una dimensión por la que resulta más eficaz su desarrollo posterior. Esa candidez infantil, al contrario de lo que puede parecer, no compromete la acidez satírica que rodea a este personaje, sino que combina ambas eficazmente en una atmósfera de cuento en la que las dos tienen sentido, alejado de las convenciones del mundo real.

El resto de elementos de la narración cumplen sin problemas, aunque también, inevitablemente, arrastran la cinta a un acabado que por momentos se siente carente de alicientes, sobre todo en comparación con su estética. Lo mejor que se puede decir de ella en este punto, y no es poco, es que, aunque sí hacen que el interés y la atención puestos en ella resulten algo irregulares, nunca llegan a molestar ni distraen del mérito, ni mucho menos permiten que la fascinación global por esta magnífica obra visual decaiga.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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