Hallvar Witzø hizo su debut ante el gran público con este cortometraje que le valió una nominación a los premios Oscar en el año 2011 (aunque no consiguió llevarse la estatuilla a casa).
Durante los algo más de 20 minutos que dura, el realizador noruego nos cuenta la historia de un anciano al que le quedan tan solo seis días para poner sus asuntos en orden ya que está a las puertas de la muerte.
En este cortometraje, creo que podemos ver un estilo muy marcado que desconozco si el joven realizador seguirá explotando en el futuro y no es otra cosa que un muy buen pulso para mezclar la comedia un tanto surrealista (y algo pasada de vueltas) con un trasfondo realmente serio y dramático.

Tengo la sensación de que este corto es una pequeña reivindicación de la dignidad cómo parte última de la vida y del amor propio que muchas personas desarrollan cuando son conscientes de que la vida se acaba y les queda muy poquito tiempo. Por otra parte, también nos habla de la búsqueda, tan natural como la humanidad misma, de dejarlo todo cerrado y poner todos nuestros asuntos en orden, recordando a esas personas que ya no están en nuestra vida y haciendo un repaso de esos hechos de los que nos arrepentimos.

Al final del día, "Tuba Atlantic" no es ni más ni menos que una historia sobre el duelo previo a una pérdida (en este caso la mayor pérdida que podemos tener) y como vamos afrontando esas fases mientras llega el fatídico final.
El director sabe crear muy bien esos momentos tan intimistas, incluso cuando usa su humor tan particular, para que nosotros conectemos con sus personajes y entendamos qué es lo que están sintiendo en cada momento.
Para ello, se ve ayudado por la fantástica interpretación de Edvard Hægstad que (creo) es un actor no profesional pero que lo hace francamente bien. En el caso de la otra protagonista, esa chica de la asociación de ayuda a morir, si que tengo muchas más dudas de sus capacidades interpretativas.

En definitiva, poco más que añadir. Estamos ante una historia sobre el amor y la muerte que juega a mezclar la comedia surrealista con el drama más puro y terrenal. En mi opinión, la mezcla está lo suficientemente bien hecha como para funcionar y no acabar pareciendo una parodia o una falta de respeto con un tema tan serio, algo a lo que te arriesgas simplemente al plantear dos opuestos tan evidentes como estos.
Sinceramente, si os gustan este tipo de propuestas tan pequeñitas (tanto en medios como en duración) os recomiendo echarle un vistazo, está francamente bien.