Lo primero, he de destacar las críticas de los compañeros que resaltan muy atinadamente dos aspectos:
- La referencia es , en efecto, David Cronenberg: el mundo virtual "orgánico" de la gran Videodrome o la infravalorada eXistenZ y el rastrero de la magnífica "Dead Ringers" , en este caso, dirigido al mundo del poder, a la guerra infecta entre empresas.
- Un dato a resaltar: la película es un año anterior a "Kill Bill", la unión entre anime y "realidad" debe mucho a esta película.
La confusión que propone Assayas entre "virtualidad" y "realidad" no es solamente social debida al aislamiento y la zombificación de la sociedad uniforme en la que vivimos, donde te da igual estar en Kuala Lumpur , en Shangai, en Londres, en Moscú, en Asturias, en Buenos Aires o en Nueva York. Es más profunda. De lo poco que se sabe del funcionamiento del cerebro humano me fascinan dos cosas: que no hay una realidad comprensible ahí fuera, hasta los colores no existen, los ponemos nosotros, los inventamos, como todo lo que tenga que ver con la percepción, lo que junto con otros grandes filósofos de la ciencia del s XX como Popper, hace que dudemos de todas las ciencias de la percepción y nos abandonemos al conocimiento puramente abstracto de las matemáticas aunque nos lleve a la paradoja; y que la memoria sea tan rastrera como los personajes de esta película, que nos mienta como un simple artilugio de autoengaño, que es para lo que está diseñada, para construir identidades falsas . Si bien diréis que esto no lo tiene la película en sí, si que nos lleva por ese camino confuso, bendita confusión que hace que cada uno soñemos nuestra propia realidad, a través de la forma cinematográfica. Assayas consigue la perfecta integración de lo virtual y lo "real" a través del estilo al rodar las "escenas reales" de una manera inasible, como dicen por ahí "videoclipera", que es más bien, un estilo inestable o tan inestable ,al menos, como el mundo "virtual" y mediante una narración que te mantiene atento en todo momento. Un thriller existencial que se constituye en su mejor película junto con "Carlos". Destacar que también pone su grano de arena la b.s.o. del gran grupo de rock atonal ( música no apta para el cerebro humano eminentemente tonal, es decir, alejada de nosotros como los colores) Sonic Youth que ayuda en esa bendita confusión entre la integración de lo "virtual" y lo "real". También la interpretación y la belleza fría, distante e inexpresiva de Connie Nielsen es otro dato a sumar. El plano final del chico y del genoma como un juguete limitado es la guinda de esta infravalorada e incomprendida obra. Hay una película que debe mucho también a Demonlover, se trata de "La sala de los suicidas" una buena película que pasó desapercibida.