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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · L.A.M.F. St.
Voto de Bartleby:
3
Drama Un conocido actor norteamericano mantiene correspondencia con un niño británico de once años, un hecho que tendrá inesperadas repercusiones. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2021
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Dolan, a veces interesante, en muy pocas ocasiones fascinante y generalmente insufrible, tiene un defecto muy grave e insoslayable para su narcisista personalidad: su obra siempre habla de él mismo. Es como si nada le interesase salvo su, en muchas ocasiones, patético mundo. Patético por egocéntrico, presumido, onanista e histérico. A otros directores les ha pasado algo parecido, pero no todo el rato, por ejemplo al peor Woody Allen y además Dolan suma a esto el efecto "vergüenza ajena".

No se trata de valorar a los personajes, si representan esto o lo otro y menos hacer juicios morales, porque con personajes repulsivos se pueden hacer grandes obras, ejemplos hay a patadas. Por ejemplo, creo que fue Carlos Boyero el que definió con precisión de cirujano a James Dean: "Niñato histérico que reclama una comprensión que no merece". Sin embargo si nos referimos a "Al este del Edén", su personaje encaja en el contexto de la narración, sus reacciones, por infantiles, caprichosas o estúpidas que nos parezcan, resultan creíbles. Por lo tanto, se trata de credibilidad, de construir personajes que puedas reconocer, aunque no los aceptes, te caigan mal o, como se dice ahora, con los que no empatices en absoluto.

Dolan crea dramas o dramones artificiales, sin ninguna consistencia ni credibilidad, de plástico, de cartón piedra. Esta película es un buen ejemplo, concretamente:

- La base dramática que une a los dos protagonistas nos la podemos cargar de un plumazo. No hay nada de escandaloso ni dramático en que se descubra las cartas de un adulto con un niño si, como dice el ahora joven, eran las cartas de una especie de hermano mayor. Más tarde, Dolan parece jugar al despiste (en spoiler).

- La relación madre del niño con el niño es lo peor de la película. El niño es irritante y absolutamente repelente e insoportable, cuánta razón tenía Hitchcock. Natalie Portman naufraga con esas frases que le hacen recitar y que suenan falsas y teatrales.

-He leído aquí que la relación del alter ego de Dolan y su madre es de "telenovela cutre". Yo diría que debería haberse quedado en fotonovela, ni tan siquiera debería haber llegado a la televisión. Sarandon parece perdida con esos diálogos en los que parece no creer ni en un solo momento. Otro tanto Kathy Bates, en un pequeño papel de representante que se parece al que interpretó en "Primary colors".

- La relación de la periodista africana con el carteado es también un conflicto inventado que suena a hueco. Le cala desde el principio: "Son problemas entre niñatos del primer mundo". Su conversión a la causa no es que esté mal narrada, es que no está desarrollada, es una conversión divina por su espontaneidad y poco creíble.

- Lo único que funciona a medias es la relación del actor con su ligue secreto. Es cierto que los capullos de la industria del cine o de la música popular imponían a sus artistas quedarse en el armario en aras de la carrera profesional de sus representados y de mejores resultados económicos. Una premisa estúpida y que considera al público como menor de edad o bobo, tomad nota sus admiradores, pero una premisa cierta y ejemplos hay bastantes y algunos tremendos: el pobre Rock Hudson salió del armario cuando su enfermedad no tenía remedio. Otros: Kevin Spacey y el movimiento Me Too o, en el mundo de la música, Ricky Martin, George Michael o Miguel Bosé.

Ahora bien, Dolan se pregunta hasta que punto es necesario que el público conozca la vida de los "artistas" sin que éste pueda verse acosado/atormentado. Habría que recordarle que a los grandes artistas les importaba un comino lo que pensara el público de ellos y más si vas de maldito. La seguridad en sí mismos y en la rotundidad de su obra les hace ser, en la mayoría de los casos, bastante soberbios ya que están seguros de que la gloria artística llegará tarde o temprano, vivos o muertos. Incluso Van Gogh pintó hasta el final de sus días. La inseguridad no es un rasgo que defina la personalidad de ningún gran artista, aunque tuvieran sus momentos de flaqueza. Por lo tanto, el público solía importarles una mierda siempre que pagaran por su obra y a los que apreciamos su obra no nos importa nada su vida salvo como marco. Nos da igual que sean santos o demonios, héroes o villanos (lo más habitual) y mucho menos su sexualidad. Por sus obras les conoceréis.

Por lo tanto el dilema del actor, el dilema de Dolan es el de un artista pequeño, banal y pretencioso, más bien no es el de un artista sino el de un integrante de la industria artística, en este caso, cinematográfica. No sé si ese dilema estuvo alguna vez en la cabeza de Dolan pero es muy pequeño, enano igual que los conflictos de los personajes de esta película
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bartleby
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