Este cortometraje, basado en un cuento de Jean Gino de 1953, es una joya por varios motivos:

La animación: al principio resulta algo complicada de seguir, incluso los trazos y los movimientos parecen algo caóticos pero a medida que avanza todo va tomando forma, sentido, es impresionante como con pequeños trazos consigue transmitir tanta información.

La historia: conmueve, trata sobre un hombre, que tras una tragedia, decide darle sentido a su vida mejorando el mundo, la mejor forma de hacerlo es transformar una zona árida en un bosque que cambiará completamente la vida de la zona. Un canto a la bondad, a la naturaleza y a la amistad.

La narración: El tono y el ritmo funcionan a la perfección con las imágenes y tiene un gran efecto hipnótico

La duración: Da tanta información y el ritmo es tan alto que su media hora es perfecta.

Totalmente recomendable, el mediometraje fue ganador de varios premios incluyendo el Oscar de 1987 al mejor cortometraje de animación.