Algo me pasa con las comedias sofisticadas y con las screwball comedies: me resultan tremendamente aburridas. No creo que sea el paso del tiempo. Las buenas películas envejecen bien, y seguro que ésta lo es. Dado que esta película está considerada por muchos una de las cimas de la comedia y todavía hace reír a más de uno, el problema ha de ser mío. Están echando esta peli ahora mismo por el TCM Clásico, y me aburre tanto o más que un partido de fútbol por televisión. En mi modesta opinión y con todos los respetos, imagino que no pasaría de ser una comedia de éxito en los cuarenta, ni más ni menos. Pero de ahí al mito...
Otra de mis temidas decepciones de cine clásico. Y me da pena porque hiere un prejuicio mío -sin fundamento alguno- según el cual la época dorada del cine va de 1930 hasta los años 50.

Siento no poder razonar -más- mi crítica, ya que no he podido soportar más de 40 minutos de cinta -o de señal digital descodificada, como prefieran- y no creo que termine de verla en mi vida con la de pelis que hay que ver y el poco tiempo que nos dan. Todavía no le he quitado el plastiquito a Nanouk el esquimal: la compré en el Fnac, acordándome de una crítica de Txarli.

Un cinco, y va por el respeto que merece el personal.