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España España · Málaga
Voto de Kaori:
4
Fantástico. Aventuras. Drama En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé, un hombre pacífico que sólo desea vivir tranquilo con su familia, recibe una misión divina: construir un Arca para salvar al mundo del inminente diluvio. Todas las noches tiene una pesadilla recurrente en la que puede ver la catástrofe provocada por ese diluvio, pero después el sueño termina con la reaparición de la vida en la Tierra. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2014
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastan cinco minutos de «Noé» para que queramos salir corriendo del cine. En los cinco minutos siguientes se constata algo que hace que cambiemos de opinión: «Noé» no es una película religiosa. El relato bíblico es sólo la inspiración para contarnos un Diluvio Universal que entraría en el género de acción-aventura, en el que las alteraciones e invenciones respecto a las fuentes cristianas y judías (no os engañéis con eso de que el director es hebreo y se guía por ello) son tan bastas y evidentes que pueden molestar a algunos espectadores. Sin embargo, si asumimos esto, las dos horas y media que nos depara Aronofsky serán mucho más llevaderas y hasta entretenidas, más aún para una película de tan extenso metraje.

Así pues, se nos presentará a un Noé héroe de acción que reparte cates como el que más, un Dios ausente al que siempre llaman «Creador», no creo que sea casualidad; un villano endosado al pobre de Tubalcaín, que es malo por comer carne y dedicarse a la metalurgia, con lo que no puedo transigir; y unas mega batallas con un montón de personas... e incluso con gigantes, aquí llamados los Vigilantes por influencia judaica, pero hasta ahí la fidelidad a los textos originales. A pesar de tener cierta potencia visual que es de agradecer, salta a la vista que la trama fantasiosa y aventurera no es de mucha originalidad ni impacto, cayendo finalmente en un conflicto con un toque de paranoia en el que luchan la voluntad del Hombre y la de Dios. Mucho más cerca del mensaje ecologista y espiritualista que de un credo específico religioso, «Noé» parece decantarse por una propuesta que recuerda al deísmo y en la que el ser humano es quien tiene toda la responsabilidad en el mundo.

El momento Diluvio es con creces lo más logrado, entre otras cosas porque la película cuenta con un tal Clint Mansell que compone una espléndida banda sonora que le da a las escenas una vida impresionante. Todo se ve distinto con esa música de fondo. Los efectos por ordenador no quedan tan bien, sin embargo, cuando se emplean en seres vivos; de hecho, quedan espantosos. Los actores, correctos; la anécdota la puso Douglas Booth, quien provocó numerosos suspiros por la sala de cine cuando apareció como el crecidito Sem; yo prefiero al monísimo Logan Lerman, cuyo personaje, Cam, quizá sea el más rico de todos.

Llamativa y dispersa, a veces férrea y a veces estúpida. Desde luego, curiosa es un rato.
Kaori
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