«Touch!» es un anime de deporte, romance y drama contado a través de cuatro temporadas de profundo calado emocional. El béisbol como metáfora de la vida, como canal para madurar y superar pérdidas tan brutales como la de un hermano. ¿Hasta dónde debes llegar por proteger a quien es tu otro yo, parte de ti? ¿Cuánto estás dispuesto a sacrificar por él? ¿Qué hacer cuando te quedas solo?

La historia empieza con los gemelos César y Carlos y su amiga de la infancia Bárbara. Desde el primer momento se ve que los dos están enamorados de ella y que a ella más bien es Carlos quien le gusta. Sin embargo, Carlos, más irresponsable y menos ambicioso que César, ha renunciado desde pequeño a competir con él y de esta manera le ha dejado el camino libre en todos los aspectos de la vida, incluido el amor. Hasta que ocurra uno de los golpes de guion más sorprendentes, y me atrevo a decir que mejores, en animes de este género y te quedes con el corazón tan roto como se quedan los protagonistas. Este dramático e inesperado suceso vertebra toda la historia y motiva la actitud de los personajes, especialmente la de Carlos.

A partir de aquí asistimos a la evolución de un chico de quince años que tiene que dejar atrás complejos, inseguridades y una idea de lealtad que puede que sea muy noble pero también equivocada. Yo la verdad es que lloro con esta historia, me parece tan bonita y a la vez tan dura. Esos padres de César..., esa felicidad perdida, eso que nunca será... Ese dolor inevitable, esa sombra permanente a la que sigue pegado Carlos porque no quiere abandonar a su hermano, porque no puede. En esta situación, la relación romántica con Bárbara se ve también afectada hasta el punto de que aparecen más distantes de lo aconsejable, pero hay que entender la situación: a Carlos no solo le genera un conflicto estar con la mujer que su hermano amaba, sino que también tiene un concepto indigno de sí mismo y, por lo tanto, considera que no merece ese afecto, un afecto que César sí merecía. Esa obsesión suya de que Bárbara puede encontrar a alguien mejor que él son muestras de su personalidad. De ahí que la llegada al Koshien sea un camino mucho más allá del meramente deportivo.

Un problema de «Bateadores» es el exceso de relleno, muy evidente en la tercera temporada, creo que la peor. La aparición de Carla y la consecuente desaparición de Bárbara, a quien le buscan una trama propia de gimnasia rítmica, es un fallo. De Mario no me quejo porque es maravilloso y el uniforme de béisbol granate le queda demasiado bien. También la trama del entrenador Fridal es un tanto extraña; tenía posibilidades, y de hecho consigue tener mucha fuerza hacia el final, pero su conflicto personal es muy forzado. Otro punto negativo es la poca definición de los componentes del Meisei; ni sabemos sus nombres ni en qué puesto juegan ni nada.

Más cosas buenas: la estupenda banda sonora, que contribuye a la exaltación deportiva y al sentimiento nostálgico y sentimental según el momento; el tema «Eien no Runner» es una joya que eleva el último capítulo a la categoría de genialidad. La animación personalmente me ha encantado por sus proporciones y la diversidad en los diseños de personajes, así como por la calidad en el montaje y la narración.

Siendo más corto, preciso y concentrado en lo importante, «Bateadores» mejoraría, pero sin duda es una obra que no vas a poder olvidar. Recomendable.