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España España · Málaga
Voto de Kaori:
8
Animación. Infantil. Romance. Fantástico. Musical Cenicienta era una hermosa y bondadosa joven, a quien su cruel madrastra y sus dos hermanastras obligaban a ocuparse de las labores más duras del palacio, como si fuera la última de las criadas. Sucedió que el hijo del Rey celebró un gran baile. Cenicienta ayudó a sus egoístas hermanastras a vestirse y peinarse para la fiesta. Cuando se hubieron marchado, la pobre niña se echó a llorar amargamente porque también le hubiera gustado ir al ... [+]
29 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así, cantando, canto, fregando, fregando, y soñando, soñando, la pobre Cenicienta nos enamora a todos. Cenicienta se despierta entre pajaritos azules con pañuelos en la cabeza y zapatitos en las patas, y tras desperezarse con la suavidad de una dama, empieza su faena.

Qué podemos decir de «La Cenicienta» de Disney. Qué puedo decir yo, que soy una admiradora ferviente de esta animación clásica y tradicional que trataba a la infancia como a infantes, sabiendo que ser niño no es ser persona a medias, ni vivir una etapa molesta y olvidable. Respetemos a los niños, con su visión del mundo mágica y fantástica. Respetemos sus creencias en hadas madrinas y calabazas hechizadas. Respetemos sus deseos de hablar con los animales y ponerse tacones de cristal. Respetemos sus berrinches y sus lágrimas cuando están tristes, y por supuesto su alegría infinita y exultante, esa alegría y esa tristeza que los mayores sentimos vergüenza de expresar y ellos no. Respetemos sus canciones, sus sueños de princesas con vestidos rosa, y de corceles blancos y carreras al filo de la media noche.

Puede que algún día volvamos a entender el bien que hacen películas y cuentos como este, donde se enseñan y ensalzan valores eternos como la fe, la esperanza, el amor, la amistad, el sacrificio, la humildad, la fuerza, el valor o la dignidad. El diseño de personajes es encantador, con una bellísima Cenicienta y unos ratones adorables de cuerpos redondeados y esponjosos, y los números musicales funcionan como complemento perfecto. Las hipnóticas burbujas de jabón o el paseo con el Príncipe, con el «Llegó el amor» cantado a dos voces, son maravillas.

Obra de arte atemporal, duélale a quien le duela.
Kaori
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