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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
Drama “La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2015
18 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, no, que este sur no tiene nada que ver con la canción de Sabina, ni tampoco con la de Revólver, y mucho menos con el genial relato «El Sur» del genial Borges. Este es el sur de Víctor Erice, uno de los directores españoles más pedantes y sobrevalorados que pueda recordar en estos momentos.

El caso es que esta quintaesencia del Cine va de las relaciones entre una niña y su padre en la España de los cincuenta. A este buen señor le pasa algo y la niña se irá dando cuenta de que algo le pasa, claro, pero sin enterarse demasiado. Más o menos como los espectadores. Estoy pensando ahora mismo que es importante eso de escoger para tu obra un nombre que parezca que significa mucho de por sí, de esta manera te evitas la tarea de aclarar el símbolo detrás de los signos. Fijémonos en esta película. Decir «sur» es muy evocador, metafórico, alegórico y demás adjetivos terminados en «órico» pero, ¿cuál es el valor real de ese «sur» de las postales? ¿Qué significa para Érice? ¿Lo que representa tiene sentido y veracidad o no es más que una fachada superflua?

A ver, si el señor Agustín echa tanto de menos «el sur», ¡pues que se vaya al sur! No es una torpeza mía, que conste: es que la nostalgia no puede existir cuando sigue existiendo lo que añoramos. El sur geográfico no se ha movido de su sitio, que sepamos; su familia vive y le espera, y el amor de su vida hasta le manda su dirección como quien no quiere la cosa. ¿A qué viene esa desesperación grandilocuente? ¿Se explica? No. ¿Se justifica? Tampoco. En esta película no se cuenta ni se analiza nada, sino que se enroca en su materia obtusa y deja sin trasfondo, desarrollo y motivación coherentes a la historia, así que se reduce a plasmar impresiones y anécdotas con evidente vocación sentimental pero, repito, sin el realismo ni la inteligencia necesarias para que empaticemos con lo que vemos.

Las interpretaciones de Icíar Bollaín y Omero Antonutti son para que les apedreemos, y Rafaela Aparicio acometerá un perfecto acento sevillano aun siendo de Málaga; bravo por ella. Por lo demás, muchos silencios y caras de pena, que al parecer son los requisitos fundamentales para ser sublime y hacer llorar al público.

Cansada estoy de obras maestras. Hartica me tenéis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Kaori
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