No creo para nada que el tiempo, como algunos apuntan, haya ido en detrimento de esta película. El humor, cuando es verdadero humor, es atemporal, y creo que Capra consigue transformar lo concreto en universal para hacernos pasar un rato de lo más divertido.

De nuevo el cine y el teatro se dan la mano en «Arsénico por compasión», y el resultado es una comedia negra (negrísima, a decir verdad, porque vaya secretillo el de las ancianitas...) donde los personajes entran y salen como si estuvieran delante de un telón, todo de una forma completamente natural, fresca y muy disparatada. El argumento busca a conciencia lo raro, porque es en lo inverosímil donde radica la gracia. Y por eso la aparición de Jonathan, el hermano delincuente con cara de Frankestein, provoca posiblemente las situaciones más desternillantes. Yo siempre me río con la simpatiquísima escena en la que amordazan a Mortimer, mientras un fabuloso Jack Carson llega para «arreglar» la situación. Buenísimo.

Además, Capra hace una muy buena dirección y hasta se atreve a jugar con las sombras y las luces del blanco y negro. Los actores parecen en su salsa, y hasta las muecas de Cary Grant, también inverosímiles, contribuyen a la risa.

Sinceramente, es entretenimiento cien por cien asegurado, así que le subo un puntito porque me lo paso bien viéndola, porque algunas escenas son ya clásicos y porque consigue eso que es tan difícil: hacer reír.