Siguiendo la línea de la mediocre «Los Increíbles», esta segunda parte es aún peor. Cuando no tienes nada que contar, es lo que suele pasarte.

Brad Bird querría sacar dinero y por eso hizo «Los Increíbles 2» subiéndose al carro de lo políticamente correcto y del feminismo de la nueva era. Prometo que es una película que ya he olvidado, porque es totalmente olvidable. ¿De qué va esto? ¿De problemas familiares? ¿De empoderamiento femenino? ¿De un padre que es amo de casa? No va de nada. La vida de una familia de superhéroes podría ser divertida y entretenida si no fuera porque se quiere ser tan adulto, que te olvidas de que estás haciendo una película para niños; o al menos para todas las edades, qué mínimo. Sin embargo, dudo mucho que los más jóvenes se enganchen a esta historia de gente madura con conflictos de gente madura y rollos familiares muy al american way of life, todo hay que decirlo.

Ni siquiera la acción es buena, sino que se limita a muchas cabriolas, como suele ocurrir, y además desde el primer minuto; eso de empezar una película al máximo, poniendo toda la carne en el asador, es un error muy extendido y que se hace pésimamente. Otro problema es que se olvidan del equilibrio: no te puedes creer que una niña de trece años le gane a una mujer de veinte o un niño de ocho a un hombretón de ochenta kilos de peso. Sencillamente es una estupidez. Si quieres meter niños peleones, hazlo de alguna otra manera para que no quede tan ridículo y forzado. Es que ni siquiera hay inventiva para esto, siempre es lo mismo y de la misma manera. Igual que el villano...; ninguna sorpresa, ningún giro inesperado. Se sabe lo que va a pasar minuto a minuto.

De increíble, nada.