«Fantasía» es una de las pocas películas de Disney que nunca había visto. Lo cierto es que me temía algo bastante plomizo pero la cosa no ha salido muy mal parada.

No es fácil hacer un musical con composiciones clásicas y solo imágenes animadas sin ningún hilo conductor excepto la propia de cada pieza. En su creatividad reside su punto más débil, porque se echa en falta una historia común que reunifique. La película está montada a través de cortos, todos mudos, de distinta temática aunque predomine el género fantástico. La animación de 1940 es preciosa, en lo personal me encanta el estilo clásico por su suavidad, la fluidez de movimientos, las formas redondeadas, esponjosas.

Autores como Beethoven, Chaikovski o Schubert desfilarán por la pantalla fusionados con unas historias que dan más de sí de lo que parece: naturaleza, mitología, religión, ciencia o magia son algunos de los elementos que se utilizan para representar la música. Obviamente, algunas son peores que otras; mi favorita es posible que sea la del Monte Olimpo con la Pastoral de Beethoven.

Una obra esencialmente visual, tierna pero también cruda en algunos pasajes. Bonita.