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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Documental Leopoldo Panero, poeta, murió en Astorga, donde había nacido, en el año 1962. Catorce años más tarde, las personas que más íntimamente estuvieron ligadas a él, Felicidad Blanc, su viuda, y sus tres hijos, recuerdan aquel caluroso día de agosto. El recuerdo queda sometido a algo más que aquella fecha. Surgen otras vivencias. Y a través de la palabra y del recorrido por habitaciones, objetos, calles y lugares perdidos, se desvela la ... [+]
18 de diciembre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curiosamente hablaba el otro día sobre los genios literarios. Decía una amiga que todos eran raros pero yo repliqué que lo que en realidad son es complejos. No me atrevería a afirmar que los Panero estén en ese grupo de lo genial, pero sin duda poseen el don de ser complicados, y eso ya es un mérito lo bastante interesante como para ver «El desencanto». Osada, diferente, cine documental vanguardista en una España que producía los últimos coletazos de buen cine.

Radiografía de una decadencia, desde luego, pero que sea una metáfora del régimen en desmoronamiento me parece ir demasiado lejos, y además sin necesidad. Olvidemos la política por un instante, qué nos importa de hecho cuando aquí hablan las personas, el arte mismo, las miradas huidizas, la calma voz de los recuerdos, la cruda realidad de una estirpe maldita que, tal y como Michi Panero vaticina, no perpetuará «la raza». Entre el homenaje y la venganza hacia el padre muerto Leopoldo Panero, su viuda y sus tres hijos se retratan en un nostálgico e inmortalizado blanco y negro con la presencia escénica de actores y alma de intelectuales, de pensadores, en medio de una farsa que cuenta la implacable verdad de sí mismos. Quizás atribuir los males de esta familia a su vinculación franquista, a su ideario burgués, a su estructura patriarcal, sea (es) evadirse de la condición humana, evitar mirarse en el espejo.

Porque todos somos supervivientes, hijos, padres, huérfanos, románticos, enfermos, rencorosos, niños, jugadores, poetas, locos, fracasados, exitosos, prisioneros, bebedores, músicos, insatisfechos y soñadores.

Y por supuesto víctimas de nuestro particular desencanto.
Kaori
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