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Voto de Scissorhands20598:
8
Animación. Fantástico. Aventuras. Infantil La historia se centra en Sosuke, un chico de 5 años, y su relación con una princesa pez que ansía convertirse en un ser humano. Libre adaptación de "La sirenita" que obtuvo muy buena acogida de la crítica en el Festival de Venecia 2008.
4 de octubre de 2017
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Debido a su avanzada edad y a que ya nos había ofrecido obras de tan alta calidad como “Mi vecino Totoro”, “Porco Rosso” o “El viaje de Chihiro”, es probable que más de un aficionado al cine pensase que la retirada de Miyazaki estaba ya próxima... pues no señor, en el año 2008 el maestro de la animación japonesa nos volvió a sorprender con una de sus películas más emotivas y peculiares: “Ponyo en el Acantilado”.

Tras unas cuantas películas que podríamos calificar como de temática “más adulta” (aunque el director siempre ha querido dejar claro que todas sus películas son aptas para niños), con ésta vuelve el Miyazaki de “Mi vecino Totoro” con un maravilloso cuento de hadas que fascinará a los más pequeños de la casa... pero también a los mayores, a poco que gocen de un mínimo de sensibilidad y de aprecio por el arte.

El film (que podemos perfectamente considerar como la propia versión de Miyazaki del clásico relato de “La Sirenita”, como Chihiro lo fue de “Alicia en el País de las Maravillas”) está protagonizado por la pequeña Ponyo, un pintoresco personaje que aunque es un pez al principio de la historia sueña con convertirse en una niña desde que conoce al pequeño Sosuke, con el que traba amistad y forja un fuerte vínculo contra el que no podrá luchar ni siquiera el padre de la propia Ponyo: un hechicero que en su día fue humano y que ahora vive en el mar ocupado en mantener el frágil equilibrio de la naturaleza (vemos de nuevo el tema del ecologismo y la preocupación por el medio ambiente, una de las constantes del realizador) y que teme que esta nueva obsesión de su hija pueda ponerlo en peligro. Sosuke, que vive con su madre en una pequeña casa en una colina junto al mar (desde la que se comunica mediante señales con el barco de su padre, que es marinero) y Ponyo vivirán una fantástica aventura en la que fantasía y realidad se dan la mano en todo momento (otra constante en Miyazaki) y que como no podía ser menos contará con un bellísimo y emotivo desenlace.

Hablar de una de las mejores películas de este director quizá parezca demasiado decir porque es autor de auténticas joyas del séptimo arte, pero... ¡qué demonios!: bajo su apariencia de título “infantil” y “menor” (etiquetas que encajan bastante mal con el cine de Miyazaki, dicho sea de paso) se esconde una absoluta maravilla tanto visual como argumental. En el aspecto visual cabe destacar los bellísimos escenarios en los que transcurre la aventura, con algún que otro paisaje basado en el dibujo con acuarelas y con algunas escenas acuáticas absolutamente inolvidables (como esa en la que los niños ven peces de origen prehistórico, un tema que por el cariño y detalle con que lo trata y lo plasma en imágenes se nota que también fascina al director). En el argumental tenemos una fusión de lo mejor de Miyazaki: el costumbrismo y la tradición de algunos de sus primeros trabajos con esa capacidad de fascinación y hasta cierto punto de surrealismo de películas posteriores suyas.

El resultado de toda esta mezcla es un título menos reivindicado de lo que debiera, y que aunque igual haya que situar un pequeño peldaño por debajo de las 3-4 mejores películas de su director, sería injusto posicionarlo muy por debajo en esta lista. Reseñar por último una vez más el trabajo de Joe Hisaishi en la banda sonora, que dota si cabe de más lirismo y personalidad a este delicioso cuento que desde aquí reivindico encarecidamente.
Scissorhands20598
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