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Voto de cineclasico73:
7
Cine negro. Thriller Steve Emery (Glen Ford) no cree ni por un momento que su hermano se haya suicidado en Trinidad, así que intenta averiguar la verdad sobre su muerte, actitud que lo enfrenta con su cuñada Chris Emery (Hayworth), cantante en un club nocturno. Desesperado, al verla coquetear con un espía que supone que es el asesino de su hermano, Steve tendrá que actuar con rapidez si quiere impedir que Chris se convierta en la siguiente víctima... (FILMAFFINITY)  [+]
10 de abril de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inevitablemente, la comparación entre Gilda, de 1.946 y "Asunto en Trinidad" o "La dama de Trinidad" es más que comprensible, ya que la cinta de 1.952 reúne elementos que hicieron sobresaliente al clásico que catapultó a Rita Hayworth al pedestal de las leyendas. La pareja protagonista, el tinte de cine negro mezclado con un triángulo amoroso, los números musicales destacando la capacidad y el talento de la actriz emblemática, una fotografía en blanco y negro cuidada y limpia que resalta sobre todo la belleza legendaria de Rita y hasta una réplica de la bofetada más famosa del cine. En ambas, el guión introduce temas que puedan parecer por su manejo un poco inverosímiles, pero que tanto Vidor como Sherman logran llevar a buen puerto acentuando sobre todo la calidad interpretativa de Hayworth y su talento innato para la danza. Y, aunque los diálogos de "La dama.."son cuidadosos, directos, crudos, y Rita brilla con luz propia, esta vez a Glend Ford en mi concepto, le faltó la fuerza en su personaje para nivelarse al estatus de la diva. No por culpa de él, sino del poco argumento interpretativo que la historia le dió como herramienta al actor para el desarrollo del personaje, que creo, es la mayor diferencia con el film de Vidor. Eso, además de un final apresurado y de la utilización de parámetros ya conocidos, hacen que no se equipare el film a la inolvidable "Gilda". Sin embargo, ver "La dama de Trinidad" no es un ejercicio que defraude y sirve para disfrutar de una de las parejas magníficas del cine aún en todo su esplendor. Por eso vale la pena. Además, la presencia de Rita con todo y sus conflictos personales y sufrimientos internos, es manjar que, para nosotros sus admiradores, alimenta el alma nostálgica de épocas lejanas que aún testifican lo bella e inmensa que que era esta mujer y su magnetismo infinito que llenaba siempre la pantalla. Más que suficiente razón.
cineclasico73
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