Llevo años yendo a una pequeña región de Asturias donde parece mantenerse la natureleza civa y virgen, a pesar del paso del tiempo. Es cierto que se puede ver como los tiempos han cambiado, pero de una manera distinta. "El hombre que plantaba árboles" ha supuesto para mí un descubrimiento muy grato e impactante. En cada minuto del mediometraje animado he sentido lo que me transmite la naturaleza, se ve en los personajes a través del diálogo y la animación el amor más puro por la naturaleza y la vida.

En este film podemos ver un ejemplo de superación y cariño por la vida, un ejemplo del esfuerzo del ser humano lejos de las crisis económicas, políticas, sociales de nuestro tiempo. Por 30 minutos, salimos de "la realidad" en la que vivimos para ver otro mundo, un mundo distinto, la naturaleza, el mundo natural, la vida y la fuerza que creemos perder, una grandeza muy distinta a la que conocemos.

Brillan y destacan las imágenes del mediometraje, unos bellísimos cuadros de un detalle impresionante y un estilo entre contemporáneo y romántico. La historia es simplemente sobrecogedora y una metáfora de un amor por la vida. Además yo interpreto de esta película un llamamiento al poder humano para construir, para contribuir al mundo positivamente. Porque tenemos el poder cada uno de acabar con los desiertos que nos rodean, podemos conformarnos con sobrevivir (como los habitantes) o a crecer como hace el anciano, crecer la belleza y cambiar nuestro mundo. Podemos atribuirle también a esta obra, un mensaje conciliador, un mensaje social para que demos todo de nosotros como hace el anciano pornuestro mundo y nuestra vida pero sobre todo una realidad distinta que yo he experimentado. La naturaleza, vive, surge, crece más allá de las guerras, los cambios y los avances, podemos pelearnos, gritarnos, matarnos, que sobre todo poder humano y sobre toda nuestra ignorancia existe la naturaleza, con su belleza distinta, más allá de todo nuestro egoísmo.