Cada cierto tiempo me doy el lujazo de volver a ver esta película. Con los años las sensaciones al ver uno u otro film van cambiando, y desde luego que la obra de Minguella se revaloriza con el paso del tiempo. El "descubrir" esta película a gente que todavía no la ha visto es una satisfacción.
Denostada por muchos por su larga duración, a día de hoy no he oido a nadie criticar el Gernika porque sea un cuadro de grandes dimensiones. En el cine es lo mismo, ¿porqué seguir todos el renglón de los 90 minutos si la historia da para mucho más?.
Decir que al ver la película, automáticamente te enamoras de Kristin Scott Thomas, el lugar que quieres conocer, la cueva de los nadadores y la parte preferida del cuerpo de una mujer, el huequito del final del cuello...
Amor amargo, real, homérico, combinado con una fantástica banda sonora, y ¿qué decir de la fotografía?.
Tendría que existir la matrícula de honor en filmaffinity para estas genialidades.
Sin duda, mi película preferida.