Mención especial para esta película uruguaya, que a pesar de tener un matiz claramente argentino se hace bastante entretenida, las ultimas obras cinematográficas que vi de este país me decepcionaron bastante, la tan alabada 25 Watts me pareció tediosa hasta más no poder, sin argumento y muy aburrida, luego me atreví a ver Whisky que de comedia no tiene nada tediosa sin lugar a dudas, de igual forma visione esa pastilla para el inmsonio que se llama La Cáscara; con un guión vació y sin sentido muy poco creíble que alguien sea tan soso.

Se que mi critica es sobre el Ultimo tren; pero no quería pasar por desapercibido estas obras que son vacías, y sin alma así hayan ganado premios, y sean vistas como un ejercicio interesante de hacer cine, no calaron en mi gusto, cosa que me defraudo, ya había visto films como “En la puta vida” y “El baño del Papa” que me resultaron tremendamente entretenidas, y con un claro mensaje de denuncia social, pero ni siquiera estas películas, lograron captar tanto, mi atención como lo fue este film el cual en ningún momento se hace pesado, con un guión bastante ameno y sencillo pero no por eso carece de dramatismo y hasta del humor necesario.

Y que decir de los protagonistas, en donde Luppi nos demuestra que los años no han pasado, en vano en su carrera actoral; Alterio y Soriano también se salen en sus papeles, inclusive el niño no lo hace nada mal, Gaston Pauls esta más que correcto y por lo menos no se nos muestra como un malo malísimo, que al final de cuentas no caería en la lógica del mensaje de la película, film muy entretenido que nos muestra no el senilísimo de unos ancianos sino el sentido de pertenencia de los mismos, cosas que hemos perdido en nuestra América Latina y se que suena un poco trillado y ya hay dos criticas con este titulo pero no quería terminar de escribir esta crítica sin la famosa frase “El patrimonio no se vende”.