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España España · Barcelona
Voto de ficcion08:
5
Drama. Romance. Thriller Ambientada en Tokio, narra la historia de una asesina a sueldo (Rinko Kikuchi), que oficialmente trabaja como empleada de un mercado. Kikuchi (nominada al Óscar por su papel de joven sorda en "Babel") interpreta a la criminal, mientras que Sergi López encarna al propietario de una tienda de vinos en Tokio. (FILMAFFINITY)
1 de septiembre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y pensé: qué bien, por fin este año voy a ver una buena película de preestreno, en el Club de Cine al cual pertenezco, ya que por ello he pagado. Y creí que: teniendo en cuenta los films de "Mi vida sin mí", o "La vida secreta de las palabras", que me gustaron, que me emocionaron, que tenían un contenido narrativo creíble, con personajes que sufrían, que amaban, que soñaban, y que lo hacían con toda el alma, esta nueva creación de Isabel Coixet iba a ser mi única noche veraniega -ya que no he hecho vacaciones-. El título prometía; de las palabras secretas, Coixet ahora pasaba a centrarse en los sonidos. Iba a ser interesante saber a qué se refería. Y vi el film: el principio prometía; esa reunión de yuppies, esos colores y sabores típicos de las costumbres niponas, los contrastes de luces rojas, y oscuridades, muy similares a los utilizados en "Deseando amar" de Wong Kar Wai; una voz en off empieza a narrar la historia en japonés (la vi en V.O.S.). Bueno, parecía original. Y me decepcioné: a la media hora, estaba bostezando. La vida de los personajes era inverosímil, pescatera asesina a sueldo, un hombre que vive la vida grabando sonidos sin sentido, un catalán comerciante de vinos del Penedès en Japón, obsesionado por los "cunnilingus"...Frenéticamente, tonto, irrisorio. Unos personajes que no me hicieron vibrar, ni siquiera en las escenas tórridas, entre Sergi López y Rinko Kikuchi, en el meuble decorado como un vagón de tren antiguo, se vislumbró una pizco de pasión, de emoción. Francamente, me dejó fría, y al poco rato ya quería matar al narrador japonés, que sólo grababa sonidos escatológicos, y que parecía un salido voyeurista. Una película donde el hilo narrativo es rompedor. Por no hablar de Sergi López: su rictus era el mismo en las escenas de sexo explícito con la Kikuchi, que cuando estaba sorbiendo una especie de fideos nipones...Me dio hasta una cierta repugnancia su papel de tío machista, que sólo le importaba olvidar a su amor -una niñita, que más bien podía ser su hija-, practicando sexo diario, sexo escondido, con una chica que no sabías verdaderamente de dónde había salido, ni si se estaba aburriendo rodando la película. El diálogo: superfluo, banal, y la forma de expresión de Sergi López, tan lineal, tan poco emotiva, con un acento inglés espantoso, aburrían soberanamente. Ni un momento me hizo reir, ni un segundo me hizo llorar, ni 108 minutos me dieron nada que pensar en ese sueño que me había propuesto de una noche de verano fílmica.
Y pensé: Coixet, después de las palabras, después de los sonidos, ahora mejor que hagas silencio....y por tiempo prolongado.
ficcion08
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