Manhattan es una de las grandes obras de este maestro que es Woody Allen, un filósofo, un escritor y uno de los grandes maestros de la historia del cine. Allen cuenta una serie de historias que transcurren en ese Manhattan que retrata extraordinariamente bien. La infidelidad, la complejidad en las relaciones de pareja, la vulnerabilidad de dichas relaciones, los altos y bajos, la búsqueda del amor, la importncia o no de la edad en una relación sentimental, son algunos de los muchos temas que Woody nos presenta en esta gran película y con los que nos hace reflexionar e identificarnos. Woody plantea en sus películas el tema de la dificultad del amor, lo difícil que es la vida y lo pronto que puede cambiar. El personaje que crea como actor es genial, con ese punto de humor, ironía e incluso sarcasmo, y que hace maquillar un poco el drama con unos diálogos con alguna que otra chispa de humor y simpatía. La pareja que forman Allen y Keaton es genial, pero el papel de la chica de 17 años es maravilloso en esta película, hace una actuación soberbia y nos enseña que quizás el amor no tiene edad. La secuencia de Allen y Keaton sentados en un banco con la grandeza del puente al fondo es impresionante, al igual que la secuencia final y la situación final justo antes de acabar la película, la cual da esperanza y te hace echar una sonrisa de complicidad con lo que acabas de ver, no solo en ese momento final, sino en toda la película.