Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Cinéfilo de mierda:
8
Animación. Ciencia ficción. Infantil En 1957, en la pequeña localidad de Rockwell, alguien ha visto cómo un enorme hombre metálico caía al mar. Un imaginativo niño descubre que se trata de un robot gigante, cuyo apetito de metal es insaciable. Entre ambos nace una fuerte amistad, pero el gobierno envía a un agente para investigar los hechos. El niño esconde a su nuevo compañero en la chatarrería de un amigo. Pero los habitantes del pueblo comienzan a sentirse aterrados ... [+]
31 de mayo de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Oh! ¡Que bonito es reencontrarse con la infancia! He disfrutado de “El gigante de hierro” cientos de veces, pero jamás lo había hecho pasada esa complicada edad que es la adolescencia. No tengo ni idea de cómo funcionan las cabezas antes de ella, pero tengo claro que he descubierto una película nueva, diferente; bajo los mismos planos que antaño me apasionaron. Esta obra de Brad Bird, sea mejor o peor, aguanta sin importar la edad de su espectador, y es capaz de encandilarte con sus personajes y con su marcado tono. Una vez dicho esto, veamos si además está bien hecha.
Muchas personas la conocerán, pero ahí va la sinopsis: un niño de un pueblecillo norteamericano descubre, en plena guerra fría, a un robot gigante venido del espacio con el que entablará una relación muy especial. La propuesta no destaca por su originalidad, pero tampoco quiere hacerlo: con esta película, su creador quiere homenajear una época, tal y como hacen obras como “Stranger Things” actualmente; y para hacerlo se vale de premisas y estructuras que nos resultan muy reconocibles por haberlas visto anteriormente. La bestia incomprendida, la madre soltera, el niño de voluntad intachable, el malo malísimo… es en los detalles discursivos y en el planteamiento de muchas de sus situaciones dónde podemos encontrar un verdadero lucimiento a nivel de guion.
Los personajes también ayudan, y aunque son bastante cliché, tienen rasgos que los salvan de caer en el pozo de los arquetipos. Además, teniendo en cuenta que hablamos de animación es conveniente destacar el cuidadoso diseño de cada uno de ellos -menos el de un par de extras que me desentonaban-. Me gustaría destacar la figura del chatarrero sibarita, que me parece un personaje muy original y muy bien integrado en la historia. Y, además, es muuuy guapo.
Por desgracia, no es oro todo lo que reluce, y está película se ve muy lastrada por la duración de su metraje. Normalmente esto se dice cuando le sobra, pero aquí pasa al revés: la película es MUY cortita, y en conjunto lleva un ritmo muy acelerado. Aquí todo ocurre muy rápido, y saltamos de escena en escena sin parar, a veces fijándonos en momentos muy concretos de las mismas, recordando a la obra de un director amateur. Si añadiéramos ese metraje sería muy agradecido, pero no es lo único, pues existen muchas ideas desarrolladas a medias que habrían dado mucho más juego. IMAGINO que parte de culpa la tiene la naturaleza de la obra. No sé muy bien cómo funciona la animación, pero me supongo que no se tirarán a la basura tantos planos ni tantas escenas como en el cine de actores de carne y hueso. Brad Bird ha demostrado mucha pericia en proyectos posteriores, por lo que NO me extrañaría que su celeridad se deba a la falta de imágenes.
Por otro lado, en la recta final de la obra su ritmo se encuentra más justificado, y se puede sentir una escalada de tensión impecable. Aquí la cosa suelta toooda su fuerza y nos muestra el mensaje principal de la obra, reflejado principalmente en el arco evolutivo del propio gigante. Es un mensaje POTENTISIMO y conmovedor, capaz de hacerme derramar lágrimas de cocodrilo incluso durante los créditos finales. LÁSTIMA que sus ideas más potentes sean desarrolladas tan solo durante su tercio final, habiéndolas mirado un poco por encima antes. Cogiendo perspectiva, es curioso verlo: el foco de la obra está puesto en el niño protagonista y, llegados a un punto, este deja de llevar la voz cantante y se la pasa al gigante, volviéndose un mero secundario. Algo más de homogeneidad habría sido interesante, pero no resta un ápice de emoción a su desenlace.
Pero hay una idea muy extendida en la obra que me resulta muy curiosa. “El gigante de hierro” hace MUCHÍSIMO hincapié en su contexto histórico -interno-, haciendo que incluso se embarronen sus ideas. Nos plantea una sociedad temerosa, conspiranoica, de antiguos y arraigados valores que confrontan directamente con el desarrollo al que aspiraba el resto del mundo en ese momento. Y en esos aspectos sí que han cuidado todo al máximo: el satélite inicial, los vídeos de la escuela que ven los niños, los periódicos, las preocupaciones del gobierno, lo que coge el protagonista para investigar… e, incluso, el aire mágico de su cuidada imagen.
Me apena haber hecho esta crítica taaaan pobre sobre una obra tan grande, así que en definitiva diré que recomiendo mucho disfrutarla. A niños, a mayores… “El gigante de hierro” cuenta con un mensaje universal que debe ser disfrutado.
Cinéfilo de mierda
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow