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Voto de Ferdydurke:
2
7,4
26.108
Bélico. Aventuras. Acción
Durante la II Guerra Mundial (1939-1945), los alemanes dominan las aguas del Mediterráneo gracias a un eficaz sistema de defensa que los aliados no pueden contrarrestar. La causa de la superioridad alemana es el fortín de Navarone, que, gracias a sus gigantescos cañones, cierra el paso a la navegación por el mar Egeo. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que ser o, mejor, comportarse como una cucaracha para sacar alguna ventaja. Eso es lo que nos viene a decir o a enseñar con la máxima propiedad el magnífico, actorazo, el bueno de, Antonio.
Acartonada y pueril hasta decir basta historia de alpargata por mucho que pistonuda se ponga en la que tres y la del tambor se enfrentan a millones de alemanes, como chinches, nunca se acaban, y a increíbles problemas y dificultades y... (qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche)..., no sé por qué, tengo un pálpito, pero creo que las superan y mira que me la estoy jugando casi tanto como un activista tipo medio de nuestro tiempo que comparta ideología, muy casualmente, cuando menos te lo esperas, con los gerifaltes del Ibex 35, ese curioso tan habitual hecho o fenómeno.
La Guerra dicen los que saben de esto que debió durar unos seis años, lo cual es un bulo, imposible, un mito, una leyenda, otra macabra broma, o simplemente fue que los aliados quisieron pasar el rato un tiempo, entretenerse con los nazis, si no, no se entiende, ya que el cine (y esta película en concreto, claro, por supuesto) nos ha demostrado con innumerables pruebas a lo largo de los años (el séptimo arte es la fuente de información de la que yo en exclusiva bebo, me sacio, o me nutro a falta de mejor cosa, como no podía ser de otra manera) que allí, por el norte, los pobres ni la o con un canuto, además de diabólicos, moralmente repugnantes, tontos de baba y de capirote (Dios cuando coge manía a alguien, como el tonto y la linde, o a algún pueblo o nación, no para, se ceba, sin tregua, erre que erre, no responde), retrasados mentales y tarados aberrantes, esa entente, dos en uno.
Acartonada y pueril hasta decir basta historia de alpargata por mucho que pistonuda se ponga en la que tres y la del tambor se enfrentan a millones de alemanes, como chinches, nunca se acaban, y a increíbles problemas y dificultades y... (qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche)..., no sé por qué, tengo un pálpito, pero creo que las superan y mira que me la estoy jugando casi tanto como un activista tipo medio de nuestro tiempo que comparta ideología, muy casualmente, cuando menos te lo esperas, con los gerifaltes del Ibex 35, ese curioso tan habitual hecho o fenómeno.
La Guerra dicen los que saben de esto que debió durar unos seis años, lo cual es un bulo, imposible, un mito, una leyenda, otra macabra broma, o simplemente fue que los aliados quisieron pasar el rato un tiempo, entretenerse con los nazis, si no, no se entiende, ya que el cine (y esta película en concreto, claro, por supuesto) nos ha demostrado con innumerables pruebas a lo largo de los años (el séptimo arte es la fuente de información de la que yo en exclusiva bebo, me sacio, o me nutro a falta de mejor cosa, como no podía ser de otra manera) que allí, por el norte, los pobres ni la o con un canuto, además de diabólicos, moralmente repugnantes, tontos de baba y de capirote (Dios cuando coge manía a alguien, como el tonto y la linde, o a algún pueblo o nación, no para, se ceba, sin tregua, erre que erre, no responde), retrasados mentales y tarados aberrantes, esa entente, dos en uno.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hay que seguir el juego sin quejarse, dice Peck y estamos completamente de acuerdo, esa es la regla primera, lo demás es mierda.
Y es que además les dan ventaja, ni con un topo o infiltrada (justificación cogida por los pelos cuando menos la que derrama la muy bella, por mi desconocida, raro, Gia Scala, tan prematuramente muerta tanto aquí como en el más allá, en la vida) pueden con ellos, de risa, que vergüenza de la raza teutona o germánica sentimos en estos momentos, nos impresiona, ello, si es que hasta los dos que mueren de los buenos fueron prácticamente suicidios, no pudieron dejar este mundo sin probar pipas facundo, de modo más penoso o chusco, haciendo el más perfecto ridículo en el último suspiro.
Todo es grotesco e inverosímil, tierno y encantador y cachondo en su pobrismo tan caro, en ese realismo fantástico tan chulo chato, tan de adolescentes sin acabar de cocer, y hasta los pocos minutos en los que aquello parece que pueda coger algún tipo de vuelo y se plantea algún conflicto o dilema moral (qué hacer con él, quién la matará a ella), este es expresado, y resuelto, de forma teatral, a los puros gritos, como si se sintiesen incómodos al dudar o pensar un poco en voz alta, por lo que rápidamente lo dejan, abandonan tamaña tarea, y vuelven a lo suyo, a la chusca aventura, a matar alemanes sin descanso ni freno, con celo burocrático, con rutina asesina, es que lo ponen a huevo, se ofrecen en holocausto, lo están pidiendo, un gran favor les hacemos.
Solo me quedaría con las mujeres, obvio, esa historia de amor con Antonio apuntaba maneras, o, no sé, con la elegancia del Peck (aunque se pasa en hacer siempre de impoluto héroe, cansa tanta falta de mácula, ya basta, descansa de hacer el bien, hombre; ese arquetipo o idea aburrida de estrella de cine a la que le tienen que dar siempre los mejores, o peores, según se mire, papeles, aquellos en los que nunca falla) que pase lo que pase ni un pelo se le mueve o hasta con el Niven más refitolero, ande o no ande.
Tediosa, tontorrona, graciosa, tiene el rigor de una tertulia política española, de un acalorado debate en twitter entre gerifaltes del más alto copete, de una soflama emocionante de tik tok, casi tanto nivel o excelencia como mis más señeras críticas, todas, casi, para que luego no se diga que cuando me pongo yo también estupendo no puedo ser la mar de bueno, generoso, dadivoso, magnánimo, caritativo, más si cabe grandioso.
Y es que además les dan ventaja, ni con un topo o infiltrada (justificación cogida por los pelos cuando menos la que derrama la muy bella, por mi desconocida, raro, Gia Scala, tan prematuramente muerta tanto aquí como en el más allá, en la vida) pueden con ellos, de risa, que vergüenza de la raza teutona o germánica sentimos en estos momentos, nos impresiona, ello, si es que hasta los dos que mueren de los buenos fueron prácticamente suicidios, no pudieron dejar este mundo sin probar pipas facundo, de modo más penoso o chusco, haciendo el más perfecto ridículo en el último suspiro.
Todo es grotesco e inverosímil, tierno y encantador y cachondo en su pobrismo tan caro, en ese realismo fantástico tan chulo chato, tan de adolescentes sin acabar de cocer, y hasta los pocos minutos en los que aquello parece que pueda coger algún tipo de vuelo y se plantea algún conflicto o dilema moral (qué hacer con él, quién la matará a ella), este es expresado, y resuelto, de forma teatral, a los puros gritos, como si se sintiesen incómodos al dudar o pensar un poco en voz alta, por lo que rápidamente lo dejan, abandonan tamaña tarea, y vuelven a lo suyo, a la chusca aventura, a matar alemanes sin descanso ni freno, con celo burocrático, con rutina asesina, es que lo ponen a huevo, se ofrecen en holocausto, lo están pidiendo, un gran favor les hacemos.
Solo me quedaría con las mujeres, obvio, esa historia de amor con Antonio apuntaba maneras, o, no sé, con la elegancia del Peck (aunque se pasa en hacer siempre de impoluto héroe, cansa tanta falta de mácula, ya basta, descansa de hacer el bien, hombre; ese arquetipo o idea aburrida de estrella de cine a la que le tienen que dar siempre los mejores, o peores, según se mire, papeles, aquellos en los que nunca falla) que pase lo que pase ni un pelo se le mueve o hasta con el Niven más refitolero, ande o no ande.
Tediosa, tontorrona, graciosa, tiene el rigor de una tertulia política española, de un acalorado debate en twitter entre gerifaltes del más alto copete, de una soflama emocionante de tik tok, casi tanto nivel o excelencia como mis más señeras críticas, todas, casi, para que luego no se diga que cuando me pongo yo también estupendo no puedo ser la mar de bueno, generoso, dadivoso, magnánimo, caritativo, más si cabe grandioso.