Hermosa (visualmente) historia sobre una mujer afgana que aprovecha la postración del marido para desahogarse (a través de un monólogo intermitente), para desatar los nudos de la represión y la mentira.
Apuesta arriesgada que juega con dos peligros:
- El peligro del aburrimiento causado por lo despojado de la historia, por lo excesivamente literario del guion y, sobre todo, por lo reiterativo; se repite constantemente la misma pauta: la protagonista transgrede una norma o costumbre (de acción o de palabra) y, a continuación, se arrepiente y dice que se está volviendo loca.
- El peligro del ridículo provocado por lo exagerado y simple de la metáfora y por la tendencia al culebrón; al melodrama más enloquecido y grotesco.
La película se mueve en esa fina y frágil línea que separa los dos extremos (el muermo y el delirio) con elegancia y sencillez; logrando un relato fluido y coherente; una miniatura modesta y delicada.
spoiler:
La mujer solo puede expresar sus sentimientos ante un marido en coma y solo puede manifestar y satisfacer sus deseos actuando como prostituta. Dos metáforas evidentes que sirven de denuncia.
El final es extremo y excesivo, pero lógico y acertado (poéticamente).