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Voto de Ferdydurke:
5
6,8
21.729
Drama. Comedia
Aurora (Shirley MacLaine) y Emma (Debra Winger) son una madre y una hija muy unidas, pero con puntos de vista muy distintos sobre la vida. Aurora, que está viuda, es una mujer temperamental pero de buen corazón, y Emma es una joven rebelde que está deseando salir de casa e independizarse; lo malo es que para conseguirlo sigue el camino más convencional: casarse. Por su parte, Aurora tiene un romance otoñal con un ex-astronauta (Jack ... [+]
28 de septiembre de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hable con ella. La película es eso, las conversaciones eternas, aunque casi no nos las muestren por piedad, entre una madre y su hija, son el centro y el motivo de todo, los demás son simples satélites que giran alrededor suyo, de esa relación tan complicada, amorosa y en pugna, o el arte de la charla como origen de todo, no la banal o superficial o tal vez casual, no, la que se estira indefinidamente y es la suma de todos los días, aquella en la que es imposible distinguir el principio del fin, en la que se construye y destruye el mundo sin compasión y con mucha comprensión, donde hay tanto humor como calor, se da afecto y batalla, se afirma y niega, se cotillea, comenta e informa, donde se habla de todo, también de lo escatológico, ya sea en su aspecto físico o quizás del mismo cielo, nada humano les es ajeno y nada se puede interponer entre sus infinitas palabras, a todas las horas del día posibles, seguras, necesarias, agotadoras, definitivas, esa atadura que les asegura que ninguna está del todo tan sola como a veces temen o parece.
Madre e hija que se quieren tanto y algo, a veces, odian, tan diferentes.
La madre es presentada como un monstruo de egoísmo insufrible y desagradablemente frígido y reprimido, una Rottenmeier que amarga a todos porque ella no se divierte, un desierto de aridez cruel que no te deja ni siquiera dormir para ella estar a gusto. Después se la matiza y comprende más, hasta se la puede llegar a querer.
La hija es su reverso, generosa, apasionada, espontánea y comprensiva, más libre, aunque también más débil, no tan fuerte e independiente. Vemos su recorrido minuciosamente. Siempre superada, no da abasto.
El marido es un buen chico, guapo, mediocre, culto, banal, agradable, faldero, trampero, convencional, escaqueador, el aburrido hombre medio.
El astronauta es el prototípico vivalavirgen encantador y follador, lo contrario de la madre, infantil, libérrimo y atractivo a su manera crápula y barriguda y paródica.
La amiga del alma se convierte en una pija neoyorquina que contrasta tanto con el ambiente de Emma, más modesto y sincero, se puede ver claramente en la escena en la que la invita a comer con alguna de sus conocidas, donde se aprovecha para hacer un claro escarnio de ese tipo de mujeres aparentemente tan liberadas y avanzadas, pero en realidad muy hipócritas y con vidas sórdidas, abortos, hongos, internados y otros horrores mediante que se cuentan en un instante, es muy gracioso también cómo la miran cuando ella dice que es solo una simple ama de casa, ese ridículo desprecio casi de clase.
Y De Vito y algún otro corifeo que venera a la MacLaine, normal, son los monaguillos de su iglesia, como niños con una madre caprichosa, siguen el culto de su sagrada sacerdotisa a la que en verdad solo le dan ternura y alguna compañía, no los tiene mucho en cuenta.
Y el hijo mayor está siempre enfadado porque su casa es un caos y no hay dinero y culpa a la madre que es la que tiene más cerca. El pequeño es más bueno. Y ahora viene la nena, la pequeña reina.
Es una película extraña ahora, de las que ya no se hacen, lamentablemente, de analizar los sentimientos, de matices y palabras, de familias, de los padres y los hijos, la intrahistoria sin grandes acciones o acontecimientos, el intento imposible de atrapar la vida que se escurre, inaprensible, inefable, de desmenuzar las pequeñas cosas sin víctimas ni culpables; en su debe el deseo a muerte de agradar, a cualquier precio, gustar a toda costa, haciendo espectáculo de ese menudeo sentimental tan rico y entretenido, intentando consolar y agradar a todo el mundo.
Es inteligente, tiene sentido del humor, es sensible, delicada, interesante, madura y también un poco tópica, falsa y traicionera, juega a muchas cartas y no se queda con ninguna, obvia muchas veces, subrayadora otras.
Los actores, más grandes presencias que solo personas, son inmejorables, qué decir de la MacLaine o del Nicholson, de Debra Winger o Jeff Daniels, ya clásicos a estas alturas, bastante más los dos primeros.
Vista hoy es un poco marciana, se echa de menos este tipo de cine, con sus aciertos y errores.
Madre e hija que se quieren tanto y algo, a veces, odian, tan diferentes.
La madre es presentada como un monstruo de egoísmo insufrible y desagradablemente frígido y reprimido, una Rottenmeier que amarga a todos porque ella no se divierte, un desierto de aridez cruel que no te deja ni siquiera dormir para ella estar a gusto. Después se la matiza y comprende más, hasta se la puede llegar a querer.
La hija es su reverso, generosa, apasionada, espontánea y comprensiva, más libre, aunque también más débil, no tan fuerte e independiente. Vemos su recorrido minuciosamente. Siempre superada, no da abasto.
El marido es un buen chico, guapo, mediocre, culto, banal, agradable, faldero, trampero, convencional, escaqueador, el aburrido hombre medio.
El astronauta es el prototípico vivalavirgen encantador y follador, lo contrario de la madre, infantil, libérrimo y atractivo a su manera crápula y barriguda y paródica.
La amiga del alma se convierte en una pija neoyorquina que contrasta tanto con el ambiente de Emma, más modesto y sincero, se puede ver claramente en la escena en la que la invita a comer con alguna de sus conocidas, donde se aprovecha para hacer un claro escarnio de ese tipo de mujeres aparentemente tan liberadas y avanzadas, pero en realidad muy hipócritas y con vidas sórdidas, abortos, hongos, internados y otros horrores mediante que se cuentan en un instante, es muy gracioso también cómo la miran cuando ella dice que es solo una simple ama de casa, ese ridículo desprecio casi de clase.
Y De Vito y algún otro corifeo que venera a la MacLaine, normal, son los monaguillos de su iglesia, como niños con una madre caprichosa, siguen el culto de su sagrada sacerdotisa a la que en verdad solo le dan ternura y alguna compañía, no los tiene mucho en cuenta.
Y el hijo mayor está siempre enfadado porque su casa es un caos y no hay dinero y culpa a la madre que es la que tiene más cerca. El pequeño es más bueno. Y ahora viene la nena, la pequeña reina.
Es una película extraña ahora, de las que ya no se hacen, lamentablemente, de analizar los sentimientos, de matices y palabras, de familias, de los padres y los hijos, la intrahistoria sin grandes acciones o acontecimientos, el intento imposible de atrapar la vida que se escurre, inaprensible, inefable, de desmenuzar las pequeñas cosas sin víctimas ni culpables; en su debe el deseo a muerte de agradar, a cualquier precio, gustar a toda costa, haciendo espectáculo de ese menudeo sentimental tan rico y entretenido, intentando consolar y agradar a todo el mundo.
Es inteligente, tiene sentido del humor, es sensible, delicada, interesante, madura y también un poco tópica, falsa y traicionera, juega a muchas cartas y no se queda con ninguna, obvia muchas veces, subrayadora otras.
Los actores, más grandes presencias que solo personas, son inmejorables, qué decir de la MacLaine o del Nicholson, de Debra Winger o Jeff Daniels, ya clásicos a estas alturas, bastante más los dos primeros.
Vista hoy es un poco marciana, se echa de menos este tipo de cine, con sus aciertos y errores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
- Viuda de ciertos posibles, ese cuadro y se supone alguna pensión y ahorro bueno, eso no nos lo cuentan los cabrones, decepcionada con la mediocre vida de su hija, según su punto de vista, y con ese marido que tan poco le gusta. Jack, como un diablo bueno, sexo a cambio de tu alma, la obligará a bajar de su pedestal, la llama vieja cada poco, si quiere dejar de estar tan sola e inmaculada, si quiere ser por fin tocada, cuando ella se dé cuenta de una vez de que tanto control es incompatible con la vida.
- Está bien que Emma también tenga su amante, y que no lo diga, que se guarde esa carta para tener ventaja, la información es poder, que no sea solo una santa víctima.
- Es lógico también que él tuviera sus líos, para escapar de los problemas de casa, para variar y seguir sintiéndose atractivo.
- Está muy bien contado todo lo relacionado con los vecinos ya maduros que se acaban liando, es muy divertido todo, sus diálogos, sus ideas y venidas, sus dimes y diretes, su cama, ese sexo jodidamente fantástico, entre chusco y hasta poético, un poema esperpéntico.
- El mejor momento de la vida de Nicholson es profesional, el de MacLaine, amatorio, los distintos roles y prioridades, motivaciones y ambiciones, territorios de dominio o donde cada uno se siente más seguro.
- La parte final es su mayor falla, un poco bastante forzada, como para buscar la lágrima que limpie y redima a última hora y ajustar de paso algunas cuentas, no viene mucho a cuento ni estaba relacionado con nada de lo previamente contado, todo eso suena a amaño, antes, durante y después, a dar mayor impacto, no era necesario, no había que buscarle tres pies al gato ni obsesionarse con el primer plano, suele quedar mejor todo en off, en sordina, como de pasada o trasmano, sin que te des cuenta todo está pasando, no es muy creíble tampoco como tan amable y conciliadoramente lo resuelven al final todo, por ejemplo, cuando dan a entender que Nicholson se va a convertir en una especie de padre y no, me temo, saldrá huyendo como alma que lleva el diablo a las primeras de cambio, o ya veremos, quizás se esté haciendo demasiado viejo y ya no pueda aunque quiera ni eso, en cualquier caso, es ya otra historia, ahora lo de menos.
- Está bien que Emma también tenga su amante, y que no lo diga, que se guarde esa carta para tener ventaja, la información es poder, que no sea solo una santa víctima.
- Es lógico también que él tuviera sus líos, para escapar de los problemas de casa, para variar y seguir sintiéndose atractivo.
- Está muy bien contado todo lo relacionado con los vecinos ya maduros que se acaban liando, es muy divertido todo, sus diálogos, sus ideas y venidas, sus dimes y diretes, su cama, ese sexo jodidamente fantástico, entre chusco y hasta poético, un poema esperpéntico.
- El mejor momento de la vida de Nicholson es profesional, el de MacLaine, amatorio, los distintos roles y prioridades, motivaciones y ambiciones, territorios de dominio o donde cada uno se siente más seguro.
- La parte final es su mayor falla, un poco bastante forzada, como para buscar la lágrima que limpie y redima a última hora y ajustar de paso algunas cuentas, no viene mucho a cuento ni estaba relacionado con nada de lo previamente contado, todo eso suena a amaño, antes, durante y después, a dar mayor impacto, no era necesario, no había que buscarle tres pies al gato ni obsesionarse con el primer plano, suele quedar mejor todo en off, en sordina, como de pasada o trasmano, sin que te des cuenta todo está pasando, no es muy creíble tampoco como tan amable y conciliadoramente lo resuelven al final todo, por ejemplo, cuando dan a entender que Nicholson se va a convertir en una especie de padre y no, me temo, saldrá huyendo como alma que lleva el diablo a las primeras de cambio, o ya veremos, quizás se esté haciendo demasiado viejo y ya no pueda aunque quiera ni eso, en cualquier caso, es ya otra historia, ahora lo de menos.