Terrible mirada sobre la juventud actual, asnos, del mundo, USA lo es. Pobres y santos padres descubren destruidos, arrasada el alma ante la buena nueva, que sus hijas queridas a las que han educado con todo el amor y la sabiduría imaginables se han convertido de la noche a la mañana en unas horrorosas abominables monstruas; una lesbiana que utiliza de la peor de las maneras posibles, cruel, sádicamente, a un tierno lechoncito, simpático y encantador, que baila lo suyo, artista incipiente, héroe de nuestro tiempo, es gordo y pequeño y, por eso puede, lo desprecia, lo considera una víctima indefensa, (de él) se chotea para así también de paso ocultar su juego pérfido, que quiere o desea (follarse) a otra, a Ramona, quiere tapar su verdadera inclinación sexual ya que no la acepta, a todo el mundo le parece lo más ideal y normal de la muerte menos justo a ella que es a rabiar y todo dar homófoba, espantosa, (por ello) se odia; otra que calienta a un bendito drogadicto para al final tomarle el pelo, no darle nada, ninguna recompensa por tanto denodado esfuerzo, por tanta exigencia o tabarra, qué perra o qué pena, y además, eso, a bajarse al pilón (le obliga), qué engendro; y otra, finalmente, mosquita muerta, muy peligrosa, que prácticamente viola a un lechuguino de padre y muy señor mío; más tanta mala droga y desgracia a espuertas. Las 120 jornadas de Sodoma en gringolandia con esas casas de la clase media como Tara que aquí no tienen ni las reinas, esa renta per cápita que obliga a tanta afrenta, por dinero será.
Película machista además, ya que denigra a las mujeres en potencia, en su más pronta juventud (ya), las echa al barro y las arrastra por el suelo, no hay (ningún) derecho a ese menos precio, tanto maltrato, todo el rato, asco.
Y racista, ese pobre negro, solo uno, casi sin ojos al que orillan y desprecian, no le dan cancha ni juego, su papel es ridículo y escaso.
Una vergüenza.
Desde Kids de Larry Clark no se veía algo así.
Su moralidad es aberrante, solo piensan en follar y meterse de todo todo el tiempo, tanto es así, tal cual, que ni siquiera la redimen su buen gusto y educación y elegancia altura intelectual y de miras, ni por esas, no hay manera, ni su originalidad, madurez y sentido, imposible, mala.