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Voto de Ferdydurke:
4
7,2
16.722
Comedia. Drama. Romance
En el Dublín de 1980, la recesión económica hace que Conor cambie la comodidad de la escuela privada en la que estudiaba por un centro público donde el clima es más tenso. Encontrará un rayo de esperanza en la misteriosa Raphina y, con el objetivo de conquistarla, la invitará a ser la estrella en los videoclips de la banda que quiere formar. Ella accede, y ahora Conor debe cumplir su palabra. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2016
10 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelta a los ochenta. Otra vez. Mareados andamos. Empachados de nostalgia. Saturados por ese anclaje en el pasado tan cercano. Hasta el gorro de cuarentones que quieren volver a ser adolescentes otra puta vez. Basta ya.
¿Cine escapista, consentidor, autocomplaciente, azucarado, bobalicón? Pues sí. Aunque sea crucificado. Pagaré por los pecados de todos, los de esa generación peterpanesca, enredada en sus propias miserias, agarrada desesperadamente al clavo ardiendo de un tiempo que se fue y ya no volverá jamás.
Creced y multiplicaos. Dijeron los antiguos. Pues se ve que no. Ni lo uno ni lo otro. Niños y solitarios. Egoístas y ensimismados. Venga a recordar y a llorar.
La peli empieza bien. Mona y guasona. Muy simpática. Ligera, ingeniosa.
Dublín como estercolero, la música como salida. La disyuntiva está clara. O drogas, separaciones y cafres. O cantantes pop muy guays. Londres en el horizonte y la chica de tus sueños esperándote a la vuelta de la esquina, todavía incluso mejor, más a huevo te lo ponen estos el cine, a la puerta del colegio. O cantar o morir.
Familia loca. Padres horribles, por demasiado humanos, hermano ermitaño, más sabio que el sol y más derrotado que un armiño, y hermana anodina. Colegio católico con cura maloso para tanto variar y compañeros gañanes, qué inaudita novedad.
Se forma una banda y todo es alegría y esperanza, cosa la mar de santa. Buen humor. Buena diversión.
Lo demás no es tan grato. Va cayendo en el tópico y la molicie. Blanda, vana, chorra. Se va doblegando y agachando. Se echa a perder y acaba desperdiciada y desparramada como la mala mermelada, enquistada en un modelo de comedia romántico juvenil musical muy lamentable, digno de mejor o por lo menos otra causa.
Si al principio había espontaneidad y juego y mucho cachondeo, al final el recorrido está trillado, cierre de caminos tontos, emboscadas trapaceras y buenismos pedregosos.
¿Cine escapista, consentidor, autocomplaciente, azucarado, bobalicón? Pues sí. Aunque sea crucificado. Pagaré por los pecados de todos, los de esa generación peterpanesca, enredada en sus propias miserias, agarrada desesperadamente al clavo ardiendo de un tiempo que se fue y ya no volverá jamás.
Creced y multiplicaos. Dijeron los antiguos. Pues se ve que no. Ni lo uno ni lo otro. Niños y solitarios. Egoístas y ensimismados. Venga a recordar y a llorar.
La peli empieza bien. Mona y guasona. Muy simpática. Ligera, ingeniosa.
Dublín como estercolero, la música como salida. La disyuntiva está clara. O drogas, separaciones y cafres. O cantantes pop muy guays. Londres en el horizonte y la chica de tus sueños esperándote a la vuelta de la esquina, todavía incluso mejor, más a huevo te lo ponen estos el cine, a la puerta del colegio. O cantar o morir.
Familia loca. Padres horribles, por demasiado humanos, hermano ermitaño, más sabio que el sol y más derrotado que un armiño, y hermana anodina. Colegio católico con cura maloso para tanto variar y compañeros gañanes, qué inaudita novedad.
Se forma una banda y todo es alegría y esperanza, cosa la mar de santa. Buen humor. Buena diversión.
Lo demás no es tan grato. Va cayendo en el tópico y la molicie. Blanda, vana, chorra. Se va doblegando y agachando. Se echa a perder y acaba desperdiciada y desparramada como la mala mermelada, enquistada en un modelo de comedia romántico juvenil musical muy lamentable, digno de mejor o por lo menos otra causa.
Si al principio había espontaneidad y juego y mucho cachondeo, al final el recorrido está trillado, cierre de caminos tontos, emboscadas trapaceras y buenismos pedregosos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Solo salvaría, de esta indigestión de azúcar caducado con el que se coronan estos maleantes, al patán redimido, proyecto de delincuente sin fin, poniendo orden en el escenario. Majo chaval, colosal. Mi personaje muy favorito.
Más.
- En el colmo del viaje en el tiempo y rizando el rizo por enésima vez, se van, como en "Regreso al futuro", a los años cincuenta nada menos por un momento. No es mala idea.
- Homenaje a la música de los ochenta. Vale.
Podría haber sido una gozosa celebración, luminosa, desprejuiciada, casi sin argumento, suma de escenas encantadas y sin obligaciones, de la vida y la lira; pero se rinde triste, cobarde y estrepitosamente a la necesidad de un guion predeterminado, opresivo en su descarada obviedad, claustrofóbico en su tontería previsible y final chusco, un tanto cutre por excesivamente facilón.
Nada de medias tintas, dice el hermano vencido y porrero, pionero (lejano motor de reacción) y recluido, syd barrett, el arte es a tumba abierta o no es, también comenta la chica cuando se da el chapuzón, claro que sí, a ciencia cierta, y entonces por qué cojones la misma historia se empeña en desmentir una y otra vez esa estupenda premisa con kilotones de burocrática y convencional mediocridad, notarial, me pregunto yo atontado, profundamente decepcionado.
Más.
- En el colmo del viaje en el tiempo y rizando el rizo por enésima vez, se van, como en "Regreso al futuro", a los años cincuenta nada menos por un momento. No es mala idea.
- Homenaje a la música de los ochenta. Vale.
Podría haber sido una gozosa celebración, luminosa, desprejuiciada, casi sin argumento, suma de escenas encantadas y sin obligaciones, de la vida y la lira; pero se rinde triste, cobarde y estrepitosamente a la necesidad de un guion predeterminado, opresivo en su descarada obviedad, claustrofóbico en su tontería previsible y final chusco, un tanto cutre por excesivamente facilón.
Nada de medias tintas, dice el hermano vencido y porrero, pionero (lejano motor de reacción) y recluido, syd barrett, el arte es a tumba abierta o no es, también comenta la chica cuando se da el chapuzón, claro que sí, a ciencia cierta, y entonces por qué cojones la misma historia se empeña en desmentir una y otra vez esa estupenda premisa con kilotones de burocrática y convencional mediocridad, notarial, me pregunto yo atontado, profundamente decepcionado.