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Voto de Mad_Astronaut:
8
Thriller. Intriga. Cine negro Una joven de mala reputación aparece muerta en el bosque. La teniente de la Guardia Civil de la zona se ocupa de las pesquisas. Los sospechosos, un antiguo novio ex hippie, el novio actual, un joven rockero, un hombre con el que se enrolló la noche de autos y el padre del músico, un acomodado tiburón de poca monta. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el penúltimo día de la temporada de caza del jabalí, un grupo de cazadores encuentra entra la espesura del monte gerundense el cadáver de una chica con signos de haber sido asesinada violentamente. Un cuerpo en el bosque que es identificado como el de Montse Claveras, una joven conocida en la zona por su fama de “fresca” y por ser la última descendiente de una saga familiar sobre la que parece recaer una maldición desde los tiempos de las guerras carlinas. La investigación del crimen corre a cargo de la implacable Teniente Cifuentes de la Guardia Civil, espléndidamente interpretada por Rossy de Palma, que investida de la autoridad que le otorga el uniforme –y del sarcasmo con el que encaja el recelo y la arrogancia mal disimulada hacia quien no es de esa tierra– realiza su labor detectivesca interrogando a los que vieron a la víctima por última vez: Pep, un hippie colgado con el que convivía; Joan, su actual novio, un niño pijo que se las da de rebelde por cantar en un grupillo de rock; Mauba, un inmigrante africano que malvive en un campamento chabolista, y por último, Jaume, padre de Joan, un importante empresario ganadero y sucio pervertido en sus momentos íntimos.
Pero lo que parece una investigación lineal, en la que se avanza paso a paso, termina por convertirse, con un inesperado giro de guión, en una sórdida y rocambolesca trama que concluye de manera en que todo queda en el mismo sitio donde estaba. La falta de escrúpulos que demuestran todos los participantes de este suceso hará que el caso sea cerrado, con todos los cabos bien atados, en beneficio de las partes fuertes implicadas, condenando a que pague el pato el eslabón más débil.
Así es Un Cuerpo en el bosque, sin duda, un gran exponente del thriller rural injustamente olvidado e infravalorado, y que a su vez, es el único ejercicio de ficción en la filmografía de Joaquim Jordà, autor consagrado al documental, una trayectoria cuyo peso se nota en esta película; porque la intriga por esclarecer el macabro crimen es ante todo un pretexto mediante el cual se despliega un retrato visceral de la Catalunya profunda, vista desde las esencias más puras de una comunidad centenaria, cerrada y excluyente, que teme ser contaminada por la inmigración proveniente de África (es decir, por negros y moros) como ya ocurrió con los “castellanos” (es decir, los charnegos) en los flujos migratorios de los años de posguerra. Una ácida crítica política y social centrada en aspectos todavía presentes en el ámbito provinciano como el regusto del poder caciquil, la ley del más fuerte, la intolerancia, los prejuicios aún intrínsecos en las obtusas mentes colectivas, y cómo las costumbres más obscenas son enmascaradas por las apariencias y los buenos modales de cara a la galería. Un relato que sirviéndose de un tremendo realismo, muestra el lado más salvaje de esta pequeña sociedad de presas y depredadores, donde se puede hallar lo más miserable de la condición humana.
Mad_Astronaut
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