Haz click aquí para copiar la URL
España España · valencia
Voto de aerandil:
8
Drama. Cine negro Verano de 1949. Ed Crane (Billy Bob Thornton), un introvertido barbero de un pueblecito del norte de California, se siente insatisfecho de su rutinaria vida. Las infidelidades de su mujer (Frances McDormand) le brindan la oportunidad de ejercer un chantaje que podría ayudarle a cambiar su apática existencia. (FILMAFFINITY)
10 de julio de 2008
80 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un día y medio de sesión cinéfila, me siento a las 6 de la mañana con ganas de escribir, aunque tal vez no de ser leído, ya que no tengo ganas de medir la duración ni la profundidad de las palabras, por lo que empiezo a teclear con el único objetivo de saborear así, un poco más, lo que acabo de visionar, pues la belleza de las películas no esta sólo en lo que te hace sentir mientras las ves, sino en aquello que consiguen transmitirte y permanece en ti, formándote como ser, modificando sin darte cuenta tu personalidad y no quiero decir que el director nos imponga sus ideas, sino que con toda acción, incluso la de ver una película, eres libre de extraer su propio mensaje, de acercarte a una forma de pensar o alejarte de ella, y sin darme cuenta ya he cometido una digresión, que dudo interese en demasía.

Son muchas las cosas buenas que tiene, la historia del perdedor empedernido es comentada por todos, también lo es su adicción al tabaco, pero lo más destacable es ver como pese a la inexpresividad del protagonista, consigue transmitir tanto.

La paz que transmite verle en silencio, disfrutando del piano, sin entender lo más mínimo de música es, como poco, hermosa. Me hace pensar en todas las cosas hermosas que nos rodean y que no solemos parar a disfrutar, desde la cinematográfica puesta de sol, o el sentir la lluvia cuando rebosas felicidad, hasta el simple disfrute de la soledad y tranquilidad de pasear a tu perro por la madrugada, cuando la ciudad duerme.
Solemos tener la necesidad de estar siempre con alguien, y en tal caso de hablar de algo, es imprescindible sacar cualquier tema trivial en tal de huir de ese temido silencio, pues pensamos que es el diablo personificado y en el caso de que pudiera aparecer nos devoraría como a peces en un pequeño charco. Pero sin embargo todo depende de uno mismo, y lo que muchos pueden ver como una falta de educación yo lo veo como la verdadera aceptación de uno mismo, ¿qué necesidad hay de comentar el tiempo o lo bien que se encuentran tus parientes? Son conversaciones absurdas, comodines que disponemos para casos emergentes ya sea un ascensor o un encuentro fortuito, sin embargo ¿no es acaso mejor callar? Dejar divagar a nuestro pensamiento en aquello que nos tenga en mente, disfrutar recordando un momento o pensar en lo siguiente que vamos a realizar. Yo creo que la verdadera amistad es la que se tiene con aquel con quien se puede estar, sin hablar de nada, y sin estar incómodos. Con todo esto no quiero decir que sea estúpido hablar por hablar, para nada, también es divertido, incluso más que callar, pero que debemos aprender a disfrutar del silencio, y aunque haya trepado demasiado por las ramas, no estoy tan lejos del protagonista, para el cual el silencio es su virtud y su martirio, que sólo consigue desahogar a través de la escritura.

"Tal vez allá donde vaya, pueda expresar todo aquello que no sé expresar con las palabras".
aerandil
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow