Supongo que más de uno se habrá topado con una comparación entre Misión Imposible y la saga de Fast & Furious, ya que ambas pertenecen al mismo género. Claro, si ambas películas son blockbusters y las ostias son el común denominador, ¿por qué no comparar?

Pues sería como comparar un coche con un triciclo porque ambos tienen ruedas. Desde que Tom Cruise tiene más peso en las decisiones creativas, Misión imposible se ha desligado del cine de acción convencional dándonos escenas de infarto, donde no se explotaba el uso de la tan conocida tela verde (ojo, no quiero decir que se haga todo sin chroma. Solo menciono las destacadas escenas rodadas por Tom sin dobles, que aparte de darle cierta perspectiva a las escenas, funcionan también como publicidad para promocionar la cinta).

Fast and Furious es la comida rápida del cine de acción, y Misión Imposible, tampoco es que llegue a ser caviar, pero es comida artesanal, con menos procesados. Habrán mejores películas de acción, pero el alma que tienen las películas de Cruise es apreciable. Ya nos lo demostró con Top Gun el año pasado, y lo ha vuelto a hacer con esta primera parte del supuesto final de la saga.

Yo, como aficionado al cine de acción, esperaré todo lo que traiga Tom, porque sus producciones son calidad asegurada.