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Estados Unidos Estados Unidos · Bon Temps (Louisiana)
Voto de RandolphCarter:
10
Cine negro. Intriga Un agente de la policía de narcóticos (Heston) llega a la frontera mexicana con su esposa justo en el momento en que explota una bomba. Inmediatamente se hace cargo de la investigación contando con la colaboración de Quinlan (Welles), el jefe de la policía local, muy conocido en la zona por sus métodos expeditivos y poco ortodoxos. Una lucha feroz se desata entre los dos hombres, pues cada uno de ellos tiene pruebas contra el otro. (FILMAFFINITY) [+]
26 de marzo de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alucinógena muestra de cine negro en forma de obra maestra referencial de un Orson Welles fuera de órbita, que desafía y transgrede los cánones del género en un ejercicio experimental y fascinante. La cosa comienza con el mil veces alabado y examinado plano-secuencia inicial, siguiendo a un coche-bomba que se cruza con la pareja Vargas (Charlton Heston y Janet Leigh) hasta el momento de la detonación en la parte americana de la frontera con México. El ínclito inspector Hank Quinlan (inmenso en todos los sentidos Orson Welles) aparece en escena para resolver el caso e intentar que Miguel Vargas, reputado policía a quien desprecia por su nacionalidad mexicana, no se entrometa en la investigación. Comienza el pulso entre titanes por la solución del caso y la propia supervivencia.

Múltiples valores elevan esta película por encima de la mayoría de films de temática policial, tanto a nivel de guión, como por su extraordinaria visualización. De esta manera, tenemos diálogos mordaces e ingeniosos por boca de personajes estrambóticos como el propio Quinlan, el encargado del motel, el mafioso del peluquín, etc., que conforman esa aureola extraña, recargada y en ocasiones hilarantemente paródica del género noir, reforzada por la apabullante cámara del realizador de “Ciudadano Kane”. La filmación es ciertamente fuera de lo común para los modos y estándares de la época, recordemos que estamos hablando de 1958, conformando un thriller inusitadamente moderno que desafía los clásicos cánones establecidos hasta entonces. Al mencionado recurso del plano-secuencia, se le añaden picados, contrapicados, enfoques que exprimen la profundidad de campo, giros prodigiosos y todo un compendio de formas de manejar la imagen que apabullan por su maestría, a la vez que en ningún momento se sobreponen por encima de la alambicada trama, sino que la sustentan y refuerzan el carácter barroco de la narración. Para ver y revisitar en su última versión, restaurada según los designios del director, que corregía los cambios perpetrados por los productores en su estreno. Mira que marranearle a Welles… ¡Pinches pendejos!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RandolphCarter
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