La vi no hace menos de 20 años por primera vez. La habré visitado no más de dos o quizás tres veces más. Todas me ha parecido impresionante. Una obra de arte inconmensurable. Es el encuadre, es la proyección de la sombra del blanco y negro diáfano, es la música insistente y machacona, es lo que se dice, y, sobre todo, lo que se deja por decir, es la profundidad de campo, el encuadre, Dana Andrews, uno de mis actores favoritos, es Ida Lupino con esa sofisticación que tienen las mujeres interesantes de verdad, es Rhonda Fleming como objeto del pecado, es George Sanders, con todo su 'malditismo' posterior aquí ya acuñado, son los secundarios Howard Duff y Thomas Mitchell, es Vincent Price... Es Lang. Un genio. Sin discusión.
No es una película muy valorada, y, sin embargo, a mi me encanta. Es una crítica voraz a la prensa, al poder de la prensa, a las ambiciones humanas, a la justificación del delito como medio para subir en la empresa, a las relaciones ficticias, a la sociedad bien pensante.
Es un ritmo y un tempo fuera de lo común, que sólo consiguen los genios, y Lang era uno de los más dotados. No sobra un fotograma, no falta metraje. Es perfecta.